Este mes aún no había escrito nada en el blog. Y eso que era un mes especial. El pasado terminó el año, y con la llegada de Enero empieza el nuevo. Y todos, consciente o inconscientemente, hacemos balance de la etapa que se cierra para afrontar la que se abre ante nosotros con espíritu renovado. Guardamos celosamente todas las vivencias agradables que hemos ido acumulando para recuperarlas cuando necesitemos que un recuerdo nos haga sonreir. Aprendemos de los errores que hemos cometido para no volver a caer en ellos. Y nos insuflamos de un sentir positivo que nos ayuda a afrontar las situaciones difíciles que se nos avecinan. En breves palabras: en mayor o menor medida, pasamos página.
Sin embargo este año me ha pillado un poco por sorpresa. Sin darme cuenta llegaron las Navidades y cuando me quise dar cuenta estaba comiendo la doceava uva frente al televisor. Y no me pareció nada especial.
De niño estaba mucho más involucrado con esas fechas. Y no me refiero simplemente a que (como todos) viviera más las Navidades. No es eso. Me refiero al cambio de año. Percibía el transcurrir de los años como algo cíclico. Cuando una fecha pasaba sentía que sólo tendría que esperar a que pasase un año para que volviese exactamente igual. Cuando un año acababa lo notaba. Notaba el pasar de las hojas del calendario, como terminaba el año abajo a la derecha para comenzar el nuevo arriba a la izquierda. Ahora en cambio percibo todo de forma continuada. Un día sucede al otro, un mes sustituye al anterior y donde un año termina comienza el otro. Vamos hacia adelante, el tiempo no forma bucles. Siento el calendario como un simple artificio. Cierto que así es, pero las cosas no son como son: son como parecen.
Y, principalmente, esta es la excusa razón por la que llevo tanto sin escribir. Soy menos consciente del transcurrir del tiempo. Me mantengo ocupado y los días se me pasan sin prestarles mucha atención, sin darme cuenta. Procuro disfrutar de los momentos que se me ofrecen sin hacer valoraciones sobre ello. No reflexiono sobre lo que ocurre a mi alrededor. En cierto modo permanezco bastante abstraído. Incluso diría que últimamente mi carácter es un poquito más cerebral y menos visceral o pasional. No sé si todo esto es bueno o malo... pero es fácil.