Abro los ojos: las once de la mañana, una hora prudente para levantarse. La alarma del despertador, fijada a las doce y cuarto, no ha tenido posibilidad de sonar. Suspiro y me doy media vuelta: démosle la oportunidad. Lo que parece sólo un segundo después un estridente pitido me obliga a abrir los ojos, indicándome de paso que ya pasa del mediodía. Suspiro. Bajo un poco las sábanas y la fresca temperatura de la casa por la mañana me espabila de golpe. Subo de nuevo la sábana para protegerme.
El frío no suele ser un inconveniente para mí. Más de una vez he salido de casa a correr algunos kilómetros por el paseo de la ría de Avilés en pantalón corto y camiseta de tirantes. En invierno, mientras llovía a mares y la gente se abrigaba con guantes y bufandas. ¿Entonces? Bueno, tenía un motivo. Ahora ese destello de lucidez que me provoca el impacto térmico me invita a planteármelo. "Piensa un motivo". La jornada no se plantea seductora. Desde la postura levemente incorporada que guardaba, apoyado sobre los codos, vuelvo a desplomarme sobre la almohada. Y en esa postura me quedo quieto mirando al techo durante veinte minutos. Quizá media hora. "Es tarde, tengo que levantarme". Aparto las sábanas de golpe y, como siempre, descuelgo las piernas por el lado izquierdo de la cama. Permanezco unos instantes así sentado, sobre el borde, mirando al suelo. Un suspiro después, deslizo los pies dentro de las zapatillas y me pongo de pie.
Al levantar las persianas la luz del mediodía inunda la habitación. No me paro a mirar fuera ni por un segundo. Ya sé lo que hay. Lo mismo de siempre. Salgo de la habitación y arrastro los pies hasta la cocina para "desayunar". Un zumo de naranja es más que suficiente. En menos de un minuto ya estoy saliendo camino del baño. Mientras me lavo los dientes no puedo evitar ver mi reflejo en el espejo. "Colega, sólo te falta el tetrabrik de Don Simón para poder ganarte un sitio de honor en el metro". Aún así, no pienso afeitarme. No hoy.
Ya en mi habitación pongo algo de música para mientras adecento el cubil: hago la cama, recojo la ropa, despejo la mesa de papeles... esas cosas. Desde la primera nota ya estoy cantando. Eso me anima un poco. Cuando acabo me desplomo sobre la silla del escritorio mientras suspiro, inicio el messenger (que permanecerá abierto toda la jornada aunque apenas le daré uso) y abro el navegador para hacer la rueda de reconocimiento de todas las mañanas: un par de páginas deportivas para ver las noticias nuevas y las caricaturas, tres o cuatro blogs de amigos, alguna página de interés, consultar el correo... y ya está. Apoyo la frente sobre el escritorio hasta que la música deja de sonar. Levanto la vista y ya son casi las tres: hora de comer.
Al acabar tomo un café y me desplomo en un sofá del salón. En "la Sexta", Patricia Conde, Ángel Martín y compañía me hacen desconectar un rato de la realidad y reirme con ellos de lo caricaturesco del mundo en general, y del corazón y el periodismo en particular. Al terminar el programa, no falto a mi cita con "Cómo conocí a vuestra madre", emitida justo a continuación. Cuando miro el reloj ya son las cinco y media. Suspiro. Nada ansioso me vuelvo a mi habitación, enciendo el portátil y me pongo a trabajar en el que será fiel compañero durante muchas tardes de este año y el próximo: mi proyecto fin de carrera. Las horas pasan sin que les preste demasiada atención. Cuando me fijo nuevamente en el reloj ya toca cenar.
Tras cenar y quizá una ducha vuelvo a sentarme frente al escritorio de mi PC. Intento hacer algo creativo: dibujar. Sin embargo todos los papeles acaban arrugados y desparramados sobre la mesa. Suspiro. Lo mejor será ver alguna película o quizá algún episodio de las series que tengo pendientes. Al acabar pasa de la una y media, quizá de las dos de la mañana. Pero no tengo sueño. Los ojos inexpresivos, pero como platos. Me entretengo con cualquier excusa con tal de no acostarme. Cuando por fin me decido pasan de las tres de la mañana.
Y así, el círculo se cierra y vuelvo a enredarme entre las sábanas de las que tanto me costó escaparme por la mañana. Durante diez minutos permanezco tumbado boca arriba, mirando al techo en la oscuridad. Pensando en muchas cosas y en nada al mismo tiempo. Después me tumbo sobre mi costado derecho y permanezco así otro tanto. No intento conciliar el sueño, ya sé que en esa postura me es inútil. Cuando me doy por satisfecho me tumbo estirado boca abajo, abrazando la almohada. Suspiro. Si todo va bien, en otros veinte minutos quizá esté dormido. Más me vale, porque mañana será un duro día... Porque casi seguro que será exactamente igual que hoy. Como lo fué ayer. Y anteayer. Y al otro...
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8 comentarios:
Rutina... la diferencia con la mia es el reloj que me dice a cada hora lo que tengo que hacer, cualquier día lo tiro a la basura ò_ó
De todas formas yo estaré encantada de interrumpir tu rutina siempre que quieras y lo necesites :)
¡¡¡¡Vagonetaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
Tú, armado con un ordenador, puedes cambiar el mundo (no le hagas caso a quien tú ya sabes) y en lugar de agradecer estos últimos días de vida no-independiente, te pones a comparar la tristeza y la monotonía con la posibilidad de hacer lo que más te gusta (viciosilla...)...
ME CAGO EN... TE VOY A PEGAR UNA COLLEJA LA PRÓXIMA VEZ QUE TE VEA ò_ó
Es broma, hombre. A ver si actualizas más el blog, que no será por falta de tiempo :P.
1. Cuando uno sufra de total inaptitud para rellenar el exceso de tiempo libre casi se agradece el disponer de una jornada cuadriculadamente programada que te distribuya el tiempo e indique que hacer en cada momento.
2. No me inquieta de lo que sea capaz con un ordenador. No tengo capacidad ni intención de cambiar el mundo. Hay cosas mucho más modestas que me gustaría cambiar y sigo siendo incapaz. Y evidentemente lo que estoy haciendo no es lo que más me gusta, porque sino no tendría sentido quejarse de ello.
No me malinterpretes, he elegido que ésta sea mi futura profesión porque es un tema que me inspira curiosidad y despierta mi interés... pero hay ámbitos en mi vida que me gustaría que gozasen de mucho más protagonismo. He elegido que el pc sea el centro de mi vida profesional, pero no me gustaría que se convirtiese en el centro de toda mi vida... sería profundamente frustrante para mí.
Y... menuda mierda de amenaza... =P
Yo estoy de acuerdo contigo, este año semisabatico que me estoy tomando esta acabando conmigo, necesito estar ocupada necesito no tener tiempo para hacer cosas y asi valorarlo un poco.
Es horrible levantarte y no saber que hacer te pasas medio dia diciendo que hare esto no puede ser tengo que buscar cosas que hacer es frustrante.
Y jamas dejes que el pc sea el centro de toda tu vida, seria horrible! Pero no creo que sea tu caso si es cierto que ahora quizas pases demasiado tiempo con el, pero en el futuro encontraras trabajo haras nuevas amistades, saldras te relacionaras tendras cenas de empresa y si tu haces por ello seguro que el pc sera lo ultimo que te apetezca tocar al llegar a casa despues de ir a movelo :P.
El PC no debe ser el centro de la vida de nadie. Para eso ya están los Mac...
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Nota: que no se me tenga en cuenta este comentario.
El tiempo que paso delante del pc es el que no puedo dedicar a otros ámbitos. Ahora paso prácticamente todo mi tiempo delante de él, lo que deja claro la causa de mi frustración. No me preocupa que el pc se convierta en el centro de mi vida "porque le deje", sino porque no tenga muchas más alternativas.
Respecto a las amistades... no soy una persona que necesite de un gran círculo de amigos, sino de relaciones muy estrechas con los considere así. Siempre he preferido "conocer mejor" a "conocer más".
Por último, eso de "cenas de empresa" me ha traído a la cabeza imágenes de un montón de tíos pijos trajeados comiendo lubina al champagne y bebiendo vino caro en un restaurante con hilo musical de música de piano... chistes sofisticados y alguna corbata a modo de bandana como máximo exponente de tan brutal bacanal... A mí que siempre he sido siempre de cerveza y sidra, suelo de serrín, ambiente de chigre y concursos de quien mea más lejos, consigue que me den escalofríos.
Todo depende de la empresa ehhhhh????
Que mi hermana tuvo el jueves cena de empresa del bar donde curra :P y cenaron en sidreriaaaaaa.
Y lo del traje jajajajajaja no se a cuantos informaticos has visto tu trajeaosss xDDD.
Y date cuenta que muy probablemente esos informaticos con los que trabajes sean gente como nosotros al fin y al cabo somos casi todos informaticos y no por eso trajeaos y mucho menos de chistes sofisticaos!!!!
En la cena de empresa en la que estuve yo (hará dos años), fue la mitad de la gente en traje y la otra mitad en ropa normal; incluso había algún atuendo de niño pijo surfero. Bueno claro, era una cena de empresa, no el anuncio de Ferrero Rocher.
Es verdad que hubo mucho marisco, champán y chistes sofisticados, pero ésa no resulta ser una combinación tan mala como la pintas, Phoenix, especialmente cuando se mezclan puretas con jovenzuelos XD.
Sin salirme del hilo principal de todo esto, a mí no me frustra estar todo el día delante del ordenador, porque es lo que toca ahora. Ya tendré tiempo para f... relacionarme... Es que si me preocupo de lo que no estoy haciendo, no soy capaz de rendir en lo que sí estoy haciendo.
De todas formas, si acabo sometiendo mi vida a las máquinas, que así sea ò_ó. Las lobas me han hecho así... y ya estaba avisado...
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