viernes, 28 de diciembre de 2007

Un asturiano en Polonia

Si alguien me preguntase en este preciso instante como me siento, no podría responderle con exactitud. En primer lugar estoy tremendamente nervioso, excitado por lo que se me viene encima. En segundo, fráncamente animado... porque he tomado la que para mí será probablemente la decisión más importante de mi vida, y lo he hecho de forma sólida y sin titubeos. Sin embargo, en tercer (pero no menos importante) lugar, también tengo un profundo sentimiento de culpa, de tristeza y algo de decepción.

Oficialmente abandono la carrera. Es una lástima hacerlo a falta sólo del proyecto, pero es una decisión ya tomada. Ya he informado a mi director, así que en estos momentos ya estoy oficialmente desvinculado de la Universidad de Oviedo, finiquitando esta relación sin ningún título lamentablemente. ¿A qué viene una decisión tan drástica? Bueno, me ha surgido un trabajo. Un trabajo importante que no puedo rechazar.

De todos es sabido que me gustaría trabajar en el sector de diseño y desarrollo de videojuegos, y en ese ámbito he ido enfocando mis esfuerzos personales. He tratado de aprender todo lo posible y experimentar por mi cuenta para ir adquiriendo experiencia. Incluso mi proyecto estaba muy relacionado con este tema. Es curioso que precisamente mi proyecto haya tenido su parte de protagonismo en todo este embrollo...

Dado las pocas empresas serias dedicadas a este sector en España, nunca pensé en quemar los pocos cartuchos que tenía antes de estar preparado. Sin embargo hace un par de meses sentí la curiosidad de ver si encajaría en el perfil de alguna empresa de este sector... así que envié currículums a las principales empresas desarrolladoras en ámbito internacional. Por supuesto ninguna empresa a las que envié el currículum me contestó siquiera. Lo más gracioso es que me respondiera una a la que no lo envié...

"People can fly" es un pequeño estudio de Polonia que no cuenta con mucha historia... apenas tiene cinco años desde su fundación, pero su primer título Painkiller recibió muy buena crítica, lo que les llevó a ser los encargados de versionar el Gears of War para PC. Al parecer este estudio ha sido comprado por Epic Games (empresa a la que sí envié referencia), y dado que mucho personal ha sido rehubicado en otros estudios de Epic andan escasos de trabajadores.

Así pues, tras reenviar algunas referencias más a su estudio (principalmente algunos diagramas de diseño de mi pfc) en un email a nombre de un tal Adrian Chmielarz me informaba del interés en contar con mis servicios dado que pese a mi juventud demostraba capacidad de análisis y resolución así como un enorme entusiasmo que sería una influencia positiva para el equipo. Además, dado que las titulaciones no son equiparables y dado que he terminado todas las asignaturas, al parecer que consiga el título no es un aspecto demasiado relevante.

No sé que puede haber llevado a estos tíos a coger a un tío sin experiencia previa, pero no voy a poner pegas. Vale, no son un gran estudio... ¡¡pero han hecho grandes cosas!!. En realidad creo que gran parte de la culpa la tiene un tal Xavier Pons que trabaja allí desde hace tres años. Se ha comprometido ha ayudarme en el proceso de adaptación, darme un sitio para dormir mientras no encuentre algo... Nunca hubiera esperado que en realidad entrase a trabajar porque me enchufase un desconocido, pero supongo que entre españolitos tenemos que ayudarnos. =P

En fin, las cosas están así. El próximo 16 de Enero me mudo a Warsaw, Polonia. No, a mis padres no les ha hecho ninguna gracia y ya han dado por concluído el tema: no vas, y menos sin terminar la carrera. Pero como dije al principio, esta decisión la he tomado solo. Sacaré unas perrillas del "fondo común" para el viaje (no es un robo, pienso devolverlas) y, ¡a la aventura! Si es un error, será un error que habré cometido yo solo.

Y aquí viene la parte donde me entra la nostalgia. Porque voy a dejar a mi familia y a mis amigos aquí, y es evidente que no voy a poder veros en un tiempo (probablemente en mucho tiempo). Voy a labrarme una vida lejos, y cuando pueda volver (sólo si es por mis propios medios) no será más que una breve visita, porque mi vida pasará a estar en Warsaw (curioso que hable así de una ciudad que aún no conozco tan siquiera). Os dejaré, pero me alegro de haber podido pasar estos años con vosotros. Gracias a todos los que me dedicasteis un poquito de vuestro tiempo y de vuestra vida. Espero poder volver a veros aunque sea dentro de unos años, y en cualquier caso os deseo lo mejor en vuestra vida. Deseadme suerte... aunque... espero poder veros antes del día 16 para que podais hacerlo en persona. =)

Ays, que nervios... ¡Ha sido todo tan repentino! Perdonad a los que no os lo he dicho antes y gracias a los que ya lo sabíais y habéis guardado el secreto. Hay que ver las vueltas que da la vida...



Editado: Bueno, en este caso el primer desilusionado por no ir a Polonia soy yo... pero tengo que deciros que los que os lo habéis creído sois unos inocentes de aúpa. =P

Siendo 28 de Diciembre me apeteció ver si podía inventarme una trola gorda y ver si alguien llegaba a creérsela, y parece que alguno que otro se la tragó hasta el fondo. Teniendo en cuenta que soy incapaz de mentir en el cara a cara, al menos he logrado tener cierta credibilidad en la historia, lo que no está mal.

Eso sí, ahora tengo en mi lista de cosas por hacer en mi vida visitar Warsow, Polonia =P

viernes, 14 de diciembre de 2007

Prima Tristeza... ¿no te olvidas de salir de mi cabeza?

Abro los ojos: las once de la mañana, una hora prudente para levantarse. La alarma del despertador, fijada a las doce y cuarto, no ha tenido posibilidad de sonar. Suspiro y me doy media vuelta: démosle la oportunidad. Lo que parece sólo un segundo después un estridente pitido me obliga a abrir los ojos, indicándome de paso que ya pasa del mediodía. Suspiro. Bajo un poco las sábanas y la fresca temperatura de la casa por la mañana me espabila de golpe. Subo de nuevo la sábana para protegerme.

El frío no suele ser un inconveniente para mí. Más de una vez he salido de casa a correr algunos kilómetros por el paseo de la ría de Avilés en pantalón corto y camiseta de tirantes. En invierno, mientras llovía a mares y la gente se abrigaba con guantes y bufandas. ¿Entonces? Bueno, tenía un motivo. Ahora ese destello de lucidez que me provoca el impacto térmico me invita a planteármelo. "Piensa un motivo". La jornada no se plantea seductora. Desde la postura levemente incorporada que guardaba, apoyado sobre los codos, vuelvo a desplomarme sobre la almohada. Y en esa postura me quedo quieto mirando al techo durante veinte minutos. Quizá media hora. "Es tarde, tengo que levantarme". Aparto las sábanas de golpe y, como siempre, descuelgo las piernas por el lado izquierdo de la cama. Permanezco unos instantes así sentado, sobre el borde, mirando al suelo. Un suspiro después, deslizo los pies dentro de las zapatillas y me pongo de pie.

Al levantar las persianas la luz del mediodía inunda la habitación. No me paro a mirar fuera ni por un segundo. Ya sé lo que hay. Lo mismo de siempre. Salgo de la habitación y arrastro los pies hasta la cocina para "desayunar". Un zumo de naranja es más que suficiente. En menos de un minuto ya estoy saliendo camino del baño. Mientras me lavo los dientes no puedo evitar ver mi reflejo en el espejo. "Colega, sólo te falta el tetrabrik de Don Simón para poder ganarte un sitio de honor en el metro". Aún así, no pienso afeitarme. No hoy.

Ya en mi habitación pongo algo de música para mientras adecento el cubil: hago la cama, recojo la ropa, despejo la mesa de papeles... esas cosas. Desde la primera nota ya estoy cantando. Eso me anima un poco. Cuando acabo me desplomo sobre la silla del escritorio mientras suspiro, inicio el messenger (que permanecerá abierto toda la jornada aunque apenas le daré uso) y abro el navegador para hacer la rueda de reconocimiento de todas las mañanas: un par de páginas deportivas para ver las noticias nuevas y las caricaturas, tres o cuatro blogs de amigos, alguna página de interés, consultar el correo... y ya está. Apoyo la frente sobre el escritorio hasta que la música deja de sonar. Levanto la vista y ya son casi las tres: hora de comer.

Al acabar tomo un café y me desplomo en un sofá del salón. En "la Sexta", Patricia Conde, Ángel Martín y compañía me hacen desconectar un rato de la realidad y reirme con ellos de lo caricaturesco del mundo en general, y del corazón y el periodismo en particular. Al terminar el programa, no falto a mi cita con "Cómo conocí a vuestra madre", emitida justo a continuación. Cuando miro el reloj ya son las cinco y media. Suspiro. Nada ansioso me vuelvo a mi habitación, enciendo el portátil y me pongo a trabajar en el que será fiel compañero durante muchas tardes de este año y el próximo: mi proyecto fin de carrera. Las horas pasan sin que les preste demasiada atención. Cuando me fijo nuevamente en el reloj ya toca cenar.

Tras cenar y quizá una ducha vuelvo a sentarme frente al escritorio de mi PC. Intento hacer algo creativo: dibujar. Sin embargo todos los papeles acaban arrugados y desparramados sobre la mesa. Suspiro. Lo mejor será ver alguna película o quizá algún episodio de las series que tengo pendientes. Al acabar pasa de la una y media, quizá de las dos de la mañana. Pero no tengo sueño. Los ojos inexpresivos, pero como platos. Me entretengo con cualquier excusa con tal de no acostarme. Cuando por fin me decido pasan de las tres de la mañana.

Y así, el círculo se cierra y vuelvo a enredarme entre las sábanas de las que tanto me costó escaparme por la mañana. Durante diez minutos permanezco tumbado boca arriba, mirando al techo en la oscuridad. Pensando en muchas cosas y en nada al mismo tiempo. Después me tumbo sobre mi costado derecho y permanezco así otro tanto. No intento conciliar el sueño, ya sé que en esa postura me es inútil. Cuando me doy por satisfecho me tumbo estirado boca abajo, abrazando la almohada. Suspiro. Si todo va bien, en otros veinte minutos quizá esté dormido. Más me vale, porque mañana será un duro día... Porque casi seguro que será exactamente igual que hoy. Como lo fué ayer. Y anteayer. Y al otro...

lunes, 26 de noviembre de 2007

¿Espejo... del alma?

No es ningún secreto que me gusta dibujar y, en general, las manualidades. Son actividades creativas que permiten ocupar el tiempo sin provocar en exceso la sensación de estar perdiéndolo. Además contribuyen a canalizar la ilusión. Mientras se están llevando a cabo se deposita en el trabajo una ilusión, la ilusión por hacerlo bien, que hace más llevadero el esfuerzo requerido. Y una vez terminado el trabajo, toda esa ilusión depositada se nos devuelve en forma de orgullo y satisfacción personal.

Estas semanas he necesitado algo en lo que depositar ilusión y que consiguiera distraerme a corto plazo, así que me propuse hacer algo para decorar una pared desnuda de mi habitación. Como no me siento suficientemente orgulloso de los dibujos a lápiz que hago de vez en cuando como para enmarcarlos y colgarlos, me propuse hacer algo más elaborado: decorar un espejo. Una noche ociosa hice el diseño y en cuanto tuve ocasión fuí a la cristalería a pedir que me cortasen un espejo DIN A4.

No sé si alguna vez habréis hecho algo así. El caso es que no se pinta sobre el espejo. Un espejo no es más que un cristal pintado por su parte trasera con varias capas de pintura especial que lo vuelve reflectante. Lo que se hace es hacer el diseño invertido en la parte trasera y después rascar toda esa pintura hasta dejar transparentes las partes necesarias. Ésta es la etapa más complicada, larga y cansada. Complicada porque aquí no hay goma de borrar, así que no vale equivocarse. Larga porque las capas de pintura son duras de rascar para dejar el cristal suficientemente limpio (Yo he usado un pequeño punzón y le habré dedicado entre 30 y 40 horas). Y cansada porque rascar toda esa pintura durante tanto tiempo fatiga los dedos, muñeca, codo y espalda. Al menos después de acabar sólo resta pintar y estará listo.

El diseño que he elegido está tomado de un póster de la película El Cuervo (podéis ver el original aquí). La razón es que pese a que se trata probablemente de mi película favorita nunca había dibujado nada relacionado con ella. Sólo he usado dos esmaltes: rojo para el título y negro para el resto (sin contar el jugar con el propio espejo como "color" extra). No sé que os parecerá a vosotros, pero yo estoy francamente orgulloso del resultado.


P.S.: Las fotos no son buenas, pero ya es difícil fotografiar un espejo con una cámara decente... así que imaginaos con una indecente. En la segunda el renglón pixelado es simplemente mi nombre, que no me apetecía divulgarlo por la red.







jueves, 22 de noviembre de 2007

Mi carácter en 2899 caracteres

Tengo 23 años. Edad suficiente para haber desarrollado una personalidad completa, haber forjado un carácter sólido que sólo se verá alterado por las manías que sobrevienen con la edad. Y sobre este carácter ya he tenido tiempo suficiente para escuchar calificativos y definiciones de lo más variopinto. Todo esto lo digo porque me he dado cuenta que, aún a día de hoy, sólo existen en torno a mí dos tipos de personas: los que no me conocen y los que creen que me conocen.

Sí, no pongo en duda que ciertos individuos puedan llegar a indentificarme en ciertas actitudes, pero las personas somos un cúmulo de facetas, y en mi caso aún mantengo muchas inéditas. Además, para colmo, el reflejo captado por los demás de otras que intento mantener en activo no se corresponden con la intención original. Y esta es una situación que provoca cierto grado de angustia.

Por ejemplo, se me ha tildado en varias ocasiones de desconfiado, y la verdad es que es posible a día de hoy que esto sea cierto. Pero como dijo Ortega y Gasset (es sólo un tío, para los despistados): Yo soy yo y mi circunstancia. Y es que yo he llegado a ser una persona tan súmamente inocente, ingenuo y cándido que tras los previsibles fiascos, decepciones y desilusiones es una reacción normal de compensación en el carácter para evitar caer en los mismos errores. Sin embargo, junto a esta desconfianza he adoptado inconscientemente otra conducta defensiva, útil en ese aspecto pero con claros efectos secundarios a largo plazo: minimizo las reacciones afectivas. Siempre procuro no manifestarme demasiado afectuoso, evito el mostrarme excesivamente ilusionado y también trato de disimular las decepciones y desilusiones. Sin embargo ésto acaba por ser una muy mala conjunción con una personalidad excesivamente sensible en el interior. Un carácter al que le afecta cualquier declaración mucho más de lo que pueda llegar a dar a entender. Contradictorio, porque rehuye el contacto pero lo anhela, que se ilusiona y desilusiona con suma facilidad sin darlo a entender... Todo porque teme más el rechazo que pueda sufrir que la soledad que pueda adoptar orgullosamente como una decisión propia. ¿Y todo eso en qué desemboca? En una clara inaptitud social. Soy torpe con las personas.

La prueba más evidente me viene vía otro recurrente calificativo: Independiente. Adjetivo rotundamente falso. Soy una persona terriblemente dependiente e insegura. Así de llano. Precisamente por tantos miedos e incertidumbres no me ha quedado más remedio que aprender a procurar no depender afectivamente de nadie. Porque para vencerlos necesito apoyarme firmemente en alguien, y esa es una responsabilidad que no me atrevo a depositar en nadie. Y no sólo por desconfianza, sino porque es una carga muy pesada e injusta para quien se atreviese a adoptarla. Así que de momento tendré que seguir recogiendo mis propios escombros si me derrumbo.

Iba a dejar el texto el anterior punto y aparte, pero me viene a la cabeza una analogía simpática... Es como la sensación de cuando pides una pizza más grande porque más gente quiere comer, pero cuando sobran demasiadas porciones escuchas "¡Eh tío! ¿A mí que me cuentas? La pizza la pediste tú". Y pese a todo, tienen razón. Así que o te la comes tú o la tiras a la basura.

En fin, llevo una semana sin salir de casa, así que mañana creo que daré un largo paseo para despejar la cabeza. Estas cuatro paredes me oprimen. Ya lo decía Mercedes Milá: las emociones se magnifican dentro de la casa...

sábado, 17 de noviembre de 2007

Sobre Lloronsos y Hamiltontos...

La Corte de Apelación de la FIA ha hecho justicia. Pese a los intentos desesperados por tratar de conseguir el título mundial de F1 como regalo para su hijo predilecto, McLaren tendrá que aguantarse el berrinche. En el otro lado de la balanza Kimmi Raikkonen, que parecía casi descartado de la lucha por el campeonato desde hacía varios Grandes Premios, ha alcanzado los laureles y un rincón en la historia de este deporte alzándose con el título más polémico desde hace muchos años.

Y es que no importa lo bueno que sea un piloto: nunca obtendrá el éxito si no tiene detrás a un gran equipo. Y McLaren, pese a tener un magnífico coche, está lejos de ser un gran equipo. Son una banda, un grupo. Se han desgañitado manifestando una filosofía que no se correspondía con la realidad. Al final, esa igualdad tan predicada sólo se ha reflejado en la igualdad a puntos entre sus dos pilotos al terminar el campeonato. Una ironía que roza el sarcasmo.

A los "cerebros" de McLaren les queda mucho que aprender de Ferrari. Ninguno de sus pilotos ha tenido o tiene quejas. Ambos se han ido alternando posiciones en el podio, sumando puntos para ellos y para su escudería. Ambos contaban con posibilidades al título... hasta que los lances de carrera provocaron que sólo Kimmi pudiera optar al título. Y entonces fué secundado por todo su equipo (incluído su compañero) para luchar contra las estadísticas. ¿Alguien ha tenido la impresión de que uno de los dos era preferido por sus jefes? No, porque aunque pudiesen existir preferencias, la profesionalidad es lo primero. Sin duda es significativo el hecho de que los dos anteriores pilotos de McLaren, Montoya y Kimmi, hayan manifestado su alegría por marcharse de tamaña pantomima de equipo asegurando que han encontrado la felicidad, uno en Ferrari y otro en la NASCAR. Y que conste que McLaren era (sí, en pasado, como el nombre de la madre de Hércules pero sin "H") mi escudería favorita por ser con la que el legendario Ayrton Senna consiguió sus tres títulos mundiales. Sin embargo ahora no me cabe ninguna duda de por qué Ferrari, como equipo, son los mejores.

Y ahora es cuando llega la parte que acapara mayor controversia por uno y otro bando: el tema Alonso. Porque fanatismos los hay por ambas partes. Que es un gran piloto nunca lo puse en duda... Ppero señores, no me cae bien Alonso. Y sí soy asturiano. Sin embargo a lo largo de esta temporada tan polémica se ha ido ganando gran parte de mi simpatía. No quiero decir que comparta ese fanatismo tan exagerado de considerar "palabra de Alonso, palabra del Señor" de la que tantos aficionados hacen gala, pero me parece mucho más aceptable un fanatismo constructivo que uno destructivo.

Por su carácter que demuestra una confianza en sí mismo que a veces roza el egocentrismo, por algunas actitudes discutibles, por ser un poco "soso" y por, pese a todo, haber conseguido grandes éxitos, Fernando Alonso se ha ganado la antipatía de mucha gente en su mismo país. Y así es como mucha gente que en su vida había visto la F1 (de hecho gran parte son demasiado jóvenes para tener memoria histórica) se ha "aficionado" a este deporte por el poder mediático de una sola persona. Porque lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia. Y nadie es indiferente a este muchacho.

Es habitual escuchar improperios y variados descalificativos nada fundamentados por foros y páginas de noticias deportivas. Gente que de forma tan absurda "odia" a un piloto que realmente es el responsable de su afición. Referente al tema del espionaje de McLaren a Ferrari se leen perlas que provocan risa. Si unimos la historia tejida entre muchos queda tal que así:

...Fernando Alonso, un ex-piloto de carros de vacas en su pueblo natal, coge un coche de Fórmula 1 de Renault con piloto automático y propulsor de un cohete de Cabo Cañaveral y gana dos títulos mundiales consecutivos porque no sabe cual es el pedal de frenar. Sobrevalorado, es fichado por el equipo McLaren, donde llave inglesa en mano y manual del Ferrari F2007 de IKEA en la otra, modifica el monoplaza ante sus aterrorizados ingenieros y mecánicos, a los que amenaza. Después, y en un acto de mera cobardía, acusa a su escudería de sabotaje y espionaje a Ferrari. De este modo su equipo es castigado Sin embargo aterrorizados por el horrible carácter de Alonso por una parte, y tratando de hacer gala de su carácter imparcial proporcionan a sus dos pilotos coches idénticos el resto de la temporada. Pese a todo, el violento señor Alonso paga su frustración con su escudería y su inocente compañero. Y por supuesto, matizar que Lewis Hamilton no se salió: hizo una maniobra para no atropellar a una inocente hormiga que trataba de cruzar la carretera. Ese chico es todo corazón, capaz de donar sus órganos aún en vida...

Por favor señores... un poco de seriedad. Las evidencias todos las hemos visto. McLaren ha usado todos los métodos legales (e ilegales) a su disposición para conseguir que Lewis Hamilton consiguiera el título el año de su debut. Éste, ha conseguido convertirse en el rookie del año... un título quizá no demasiado meritorio contando con que su debut ha sido con el mejor coche de la parrilla, asesorado por la experiencia de un bicampeón mundial (por más que pese a quien le pese), con un equipo volcado con él (ya desde su infancia) y favorecido por una inexplicable cantidad de evidentes acciones sancionables en su contra no penadas. Sin embargo, le ha podido la presión y la falta de experiencia. A nivel personal también se le ha visto el plumero. Por más que intente mostrarse como el hermano de Ghandi y la Hermana Teresa el señor Hamilton es un hipócrita de aúpa. En la F1 la gran mayoría de los pilotos, al menos de los punteros, tienen un carácter vanidoso, presuntuoso y pedante. Desde Michael Schumacher a Lewis Hamilton, pasando por Alonso, Raikkonen, Massa, Fisichella... pocos escapan de la lista. Hasta el propio Senna, venerado por todos tuvo alguna salida de tono muy reprochable, llegando a dar un puñetazo a Eddie Irvine.

Para acabar me gustaría mencionar unas palabras del presidente de la FIA, Max Mosley, de hace sólo unas semanas. Atención a la perla:

"Si repite la misma temporada el próximo año tendrá un gran impacto. Eso tendrá un efecto negativo porque tendremos un nuevo efecto Schumacher donde la gente se quejará y me pedirá que haga algo para ralentizarle", explicó Mosley.

¡¡DIOS MÍO!! ¡¡IMAGINAOS QUE VUELVE A QUEDAR 2º!! ¡¡QUE BARBARIDAD!! ¡¡ARRASARÁ CON LOS SUBCAMPEONATOS!! Por favor... alguien debería explicarle que el 2º puesto es el primero de los que no ganan. Que el que se lleva el premio es el primero. Y que ya ha habido más pilotos que han quedado subcampeones en varias ocasiones... pasando por Kimmi, el actual Campeón del Mundo. ¿Alguien se ha llevado las manos a la cabeza? Michael Schumacher se ha llevado siete campeonatos... algo "un poco" más significativo que un subcampeonato, en mi opinión. Lo peor, es que el inglesito de Mosley seguro que se lo cree.

En fin, yo seguiré practicando en los karts...





P.S.: He editado la entrada a 20-11-2007 al darme cuenta que al transcribirla aquí faltaba un párrafo, que aquí había quedado sustituído por unos angulillos. Cosas de blogger.

miércoles, 31 de octubre de 2007

¿Truco o trato?

Esta noche es noche de brujas, Halloween. Una festividad de origen celta que, en contra de lo que se pudiera pensar, fueron los europeos los que la llevaron al nuevo continente. El nombre por su parte, viene del apócope de "All Hallows' Eve" (Víspera de Todos los Santos).

El caso es que llevo días intentando dibujar algo y no he quedado satisfecho con ninguno de los intentos, que han acabado todos igual: en la basura en forma de papel arrugado. Sin embargo, con la llegada de Halloween me ha surgido la excusa perfecta para llevar a cabo un cambio radical en la temática de dibujo que últimamente había adoptado...

Os presento a un tocayo mío, Sir Daniel Fortesque, protagonista de Medievil. Puede apreciarse con facilidad la influencia del universo de Tim Burton en la concepción del personaje. El mundo de lo oscuro, del terror y lo macabro, pero completamente caricaturizado. Espero que os guste. Es mi pequeño homenaje a la noche de brujas.




martes, 30 de octubre de 2007

Sin rumbo, coraje ni prisa

¿Qué te pasa? Siempre la misma pregunta que recurrentemente vuelve a mi cabeza, y siempre para quedarse una temporada. Inútil, estúpida e innecesaria... ¿Por qué esa pregunta? ¿Por qué si no quiero pensar en las razones de la respuesta? ¿Por qué si ya las conozco?

Siempre la misma rutina. Un día cualquiera, y sin buscarlas, encuentras de golpe las respuestas que no quieres escuchar a las preguntas en las que evitas pensar pero siempre permanecen en tu cabeza. Porque es muy fácil vivir de la fe (no la beata, sino la que todos tenemos y situamos entre la confianza y la esperanza), pero muy difícil mantenerla cuando se desmontan sus argumentos. Y mucho más cuando, con facilidad y sin pretenderlo, es uno mismo el que lo hace. Cuando sentado a tu frente una imagen de tí mismo, sarcástica y de sonrisa burlona, humilla tus ilusiones. Y durante el tiempo que te acompaña ves con cristalina transparencia la realidad sobre lo que te rodea. Y echas mucho más en falta ciertas cosas. Sin dudas ni titubeos lo admites todo como la verdad única. Y tratas de asumirlo, aunque cueste y duela.

Así pasan varios días, arrastrando los pies más de lo habitual y disimulando con hipócritas sonrisas de medio lado. Donde lo mejor es evitar todas las conversaciones posibles porque hablar con alguien es un ejercicio agotador. Donde todo lo demás da igual. Hasta que un día algo fútil consigue alejarte de tus pensamientos y que los olvides como olvida un niño travieso el sermón de sus padres. Al menos temporalmente, hasta su vuelta inesperada.

¿Quién iba a pensar que la persona más cruel conmigo mismo podría ser yo?

domingo, 21 de octubre de 2007

El Yeti es una mujer

Bueno, este dibujo ni siquiera lo iba a publicar. Lo empecé sin intención de acabarlo. Sólo para practicar rostros femeninos, en especial los ojos. Pero al final comencé a bosquejar el resto y decidí acabarlo. De todos modos el dibujo es un poco más cutrón de lo habitual... cosa que se aprecia sobre todo en el "exceso de pelo" (por evitar dibujar más cosas que detallar) y la falta de naturalidad de éste.

En cualquier caso, al final, aquí está. Podéis pensar que es portuguesa... o que se quedó sin pilas para la Epilady, yo que sé...


viernes, 19 de octubre de 2007

Mejorando la técnica de "con un 6 y un 4..."

Bueno, pues aquí otro dibujito para la colección. Los hambrientos dibujan bodegones, los que viven en el interior mares bravos e impetuosos, los de la ciudad bucólicas escenas campestres... y Fénix... Fénix dibuja estas cosas... =P

Bromas aparte, sigo en mi cruzada de aprender a dibujar chicas sexys. Hacer chicas es de las tareas más difíciles en dibujo (por las posibilidades del cuerpo femenino...), y hacer que parezcan sexys es, al menos para mí, un gran reto (y no, no penséis que se basa en hacer las tetas más grandes). Así que aquí hay un intento más. Personalmente creo que cometí unos cuantos errores, sobre todo en la elección de los lápices al inicio. Además marqué algunos surcos en el papel, y es algo que el sombreado agrava. Para colmo, la cara no me acaba de convencer en absoluto... pero bueno, pese a todo, estoy aceptablemente satisfecho. Espero ir mejorando en este ámbito del dibujo...

jueves, 11 de octubre de 2007

Mientras me barro los pies...

Tengo veintitrés años. Aún muy joven, pero poco a poco me arrimo a la barrera de la madurez. Sino metal, al menos física. Y cuando uno va alcanzando la madurez, a su alrededor empiezan a surgir conversaciones nunca antes siquiera planteadas, que se repiten cada vez con mayor habitualidad…

Por alguna extraña razón hay una conciencia social que dice que para que la vida de una persona esté completa debe casarse y tener al menos un hijo (siendo recomendable dos), habiendo alcanzado así su meta exigida de familia feliz. Y esta conciencia además apremia a que consigamos estos objetivos con premura, dado que cuanto antes los alcancemos, antes podremos disfrutar del que sin duda debe ser el nirvana de nuestra existencia. Pues para variar, y como se intuirá por el tono utilizado, un servidor discrepa con estos principios.

El matrimonio. Me resulta cómico que mucha gente alegue a él como un estado superior de enamoramiento. Como alegando que casándote llevas la ternura y la pasión a un nivel superior. Por favor. Quizá no sea la persona más experimentada para hablar de ello, dado que aún a mi edad nunca he tenido una relación estable con una muchacha, pero sí tengo las ideas suficientemente claras para saber que si estoy enamorado de una persona, lo estaré independientemente del estado civil. No dudo que, al hacerme feliz, querré compartir todo el tiempo que me sea posible con ella. Y pondré todo lo que haya en mi mano para que ella sea feliz conmigo. Pero a la ley nada le importa eso. Es (y debe ser) algo entre nosotros. Porque, ya llegados a este nivel, la R.A.E. dice del matrimonio:

matrimonio.(Del lat. matrimonĭum):
1. m. Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales.
2. m. En el catolicismo, sacramento por el cual el hombre y la mujer se ligan perpetuamente con arreglo a las prescripciones de la Iglesia.

Ritos, formalidades legales, unión perpetua, prescripciones de la Iglesia… pero de amor nada. La Iglesia habla mucho y predica sobre el amor, me podéis decir. Sí, por supuesto, pero de forma ambigua y demasiado hipócrita para mi gusto. ¡Ay, con la Iglesia hemos topado!

No es de esto de lo que quiero hablar, así que no profundizaré mucho, pero hay que abrir los ojos a la realidad. La Iglesia es una institución antigua y anticuada (que no son necesariamente sinónimos), intolerante, apoyada en valores machistas, que defiende la jerarquía… Surgida en la Edad Media, y lamentablemente apenas evolucionada desde entonces. La Iglesia siempre ha sido un instrumento para proteger los intereses de las clases dominantes sobre el proletariado, el pueblo llano. Por eso la Iglesia siempre ha defendido los valores que fomentan el crecimiento del pueblo dominado, consiguiendo así más siervos, mano de obra… condenando las aptitudes que impiden este crecimiento. Por supuesto, el suicidio es pecado. El aborto es pecado. No deben usarse métodos anticonceptivos… El matrimonio es una herramienta más para garantizar esos intereses. Y la boda… un reclamo.

¡La boda! Lo cierto es que mucha gente por lo que se deja obnubilar no es por la idea del matrimonio en sí. Sí conocen el concepto, pero la idea que les embarga de bienestar es la de la celebración de la boda. Un día de placer y regocijo. Una celebración tan hermosa. ¡Qué guapa iba la novia! Maravillosa, preciosa, perfecta… Palabras que resuenan del pasado en nuestra cabeza. Por supuesto, un anzuelo con un cebo muy apetitoso para picar. Decoran lo que te convencen de que será tu futuro de una forma tan inmaculada que no puedes dejar de desearlo. Quizá egoístamente, todos quieren para sí una ceremonia como esa. Y seguramente para muchos es la prueba irrefutable y concluyente de que el matrimonio te procurará la felicidad.

Y por último, los hijos. No voy a criticar en absoluto la decisión de tener hijos, pero creo que debe tomarse responsablemente. Tener un hijo conlleva un compromiso enorme y constante, por lo que antes de aceptarlo creo que debes plantearte dos aspectos. Primero: ¿he vivido para mí lo suficiente? ¡Aprovecha la juventud! ¡Trata de alcanzar tus sueños antes de luchar por los de tus hijos! ¡Escápate! ¡Disfruta! ¡Vive tu vida antes de tener que vivir la de otra persona! Eso es para mí alcanzar tus metas en la vida. Y lo segundo: ¿estoy en las mejores circunstancias para tener un hijo? Porque un niño no es un juguete, y si no estas en las mejores condiciones y lo tienes sólo para saciar tu ansia egoísta, al final se traducirá en sufrimiento en mayor o menor grado para el pequeño, inocente de tus actos.

En conclusión, y ésta vez no hablaré de forma general, sino personalmente y refiriéndome únicamente a mí persona. No planteo casarme. No a corto o medio plazo al menos. Ahora quizá queráis llamarme hipócrita por plantearme siquiera la posibilidad de hacerlo. Pero lo cierto, es que sí hay razones que podrían llegar a convencerme. La primera es que, una vez habiendo conocido a una persona, habiéndome enamorado de ella, habiendo convivido con ella largo tiempo, y en definitiva, habiéndome convencido que no hay lugar mejor que a su lado, quiera dejar testimonio legal de que somos pareja. Por si algo me ocurriera, cederle ciertos derechos (sobre lo que en realidad ya ha sido mutuo) ante la ley. La segunda y última razón que se me ocurre ahora (quizá haya más) es porque casarse fuese algo importante para mi pareja. Por tanto, estando plenamente convencido de que esa persona me hace feliz, sin duda cedería a hacerla feliz concediéndole ese anhelo. Y ahora quizá alguien me quiera acusar de frío, de carente de romanticismo… y estaría completamente equivocado. Lo que pasa es que mi idea de romanticismo pasa por que una persona, a la que no le ata ninguna circunstancia legal o de otro tipo, siga a mi lado en todo momento. Saber que puede marcharse en cualquier momento sin rendir cuentas a nadie, y no lo hace. Y tratar de sorprendernos uno al otro en cada momento. Y conocernos completamente y sin embargo seguir aprendiendo cada día algo nuevo uno del otro. Y poder mirarnos con los mismos ojos que al principio. Y poder compartir esa pícara complicidad sin que eso convierta en predecible el uno al otro… Eso es algo que mantener día a día. En cualquier caso, estos pensamientos ya divagan un poco acerca del tema inicial, que era mi idea de la familia feliz, y no mi idea del amor (que quizá trate en otro momento). Sin embargo, el que piense que por someterse al santo sacramento del matrimonio queda exento de estos deberes es un necio sin lugar a dudas. Y por último, respecto a los hijos. Es algo que no quiero plantearme ahora mismo. Soy muy joven, y tengo mucho por vivir. Aún tengo mucho que luchar por mis sueños, y disfrutar de mi vida antes de responsabilizarme de la de otra pequeña persona. Eso no quiere decir que lo descarte. Quizá en el futuro, si encuentro a la persona adecuada y habiendo ya podido disfrutar de nuestras propias vidas intensamente, pueda pasar a considerar un hijo como un motivo de alegría y no como una pesada carga o responsabilidad. Pero a ese día le falta mucho por llegar. Antes tienen que pasar muchas cosas. Quiero seguir mi propio camino, y no el que otros marcan para mí.




P.S.: Esta entrada me ha quedado muy larga y un poco densa. Espero al menos haber sabido expresar correctamente lo que opino para no ser malinterpretado.

sábado, 6 de octubre de 2007

Cazado por una loba

Sabía que tarde o temprano pasaría, y no es algo que haya tratado de evitar. Soy un bocadito demasiado suculento para una de estas lobas que circulan por ahí. Como una fiera se abalanzó sobre mí y ya no pude negarle nada. Necesitaba compañía, y yo a quien acariciar y quien aullara junto a mí...

A quien me refiero podéis verlo aquí mismo en el blog, a la derecha, bajo mi perfil. De nombre: Cicatricia. Jugando con ella se la puede hacer aullar, gruñir, hacerla sentar, o que os arranque un suculento trozo de carne de las manos (haciendo clic en more). Pero como alguien se propase con ella... también le arrancaré un trozo de carne (y no de las manos) ò_ó

(Cierto... lo que hace el aburrimiento...=P)

viernes, 5 de octubre de 2007

Triste y sola se queda Fonseca

Ha vuelto a empezar el nuevo curso académico, y por primera vez (al menos desde los tres años) me he librado de sus garras. Gracias al "milagro" de aprobar numérico in extremis post-revisión, este año me he quedado sin asignaturas. Vale, sin duda era el objetivo a cumplir desde el principio, pero no deja de resultar extraño. Las clases comienzan y la cosa no va conmigo en absoluto. Debería estar contentísimo, dar saltos de alegría, estar eufórico... y en cierto modo lo estoy, o al menos lo estuve en los primeros momentos, pero ahora estoy, principalmente, confuso.

Este año se acabaron los innumerables viajes de autobús con trasbordo ida y vuelta. Las carreras entre parada de uno y parada de otro. Se acabaron las ansias iniciales por cuadrar un horario decente. Se acabaron las comidas en marina civil (seguramente hechas con carne de ex-alumnos) donde disfrutaba del momento de relax la mayoría de las veces con buen humor y buena compañía. Y de las otras, en la cafetería, donde tras largo rato del pedido me daba cuenta de que se habían olvidado de mí y tocaba comerse el bocata frío y casi sin masticar para ir a clase a su hora. Se acabaron las clases monótonas garabateando los márgenes de los apuntes, o las portadas de las carpetas de propaganda que dan en la fotocopiadora. Y también las que pasaba cuchicheando y riendo por lo bajo olvidándome a veces de que estaba en un aula. Y sobre todo, se acabaron las incalculables horas sentado en las escaleras, charlando animadamente de nada importante con un siempre café de la máquina en la mano.

Y sí, siguiendo el tópico: he reído y he llorado. Y he conseguido conocer bien a mucha gente, para bien y para mal. Cinco años son muchos años al fin y al cabo, y da tiempo a vivir muchas experiencias (que quizá me anime a ir contando poco a poco) . Sería injusto señalar un año como "el mejor" porque cada uno ha sido especial a su manera. Sí los ha habido mejores y peores, pero todas las experiencias me han ayudado a llegar donde estoy tal y como estoy ahora, donde aunque eche en falta ciertas cosas, estoy muy agradecido y orgulloso de las que he conseguido. Y teniendo bien presente que siempre he sido honesto conmigo mismo y con todos los demás.

De la Universidad me llevo unos cuantos colegas, pero sobre todo algunos de esos amigos1 de los que se dice la expresión "para toda la vida". No son muchos, pero ellos saben muy bien quienes son. En los que confiar siempre y por los que daría todo, porque no sería más que devolverles lo que ya me han ido dando poco a poco. Decir toda la vida quizá es una predicción demasiado anticipada... pero ojalá que sea por mucho tiempo. Si siempre van a seguir siendo igual, cuanto más tiempo, mejor.

Aún me queda ¿un año? (a saber...) haciendo un proyecto fin de carrera de iniciativa propia del que espero poder estar muy orgulloso, pero que llevaré a cabo desde casita. Y por todo esto, un año sin pisar la facultad me va a resultar muy extraño...





(1): Por si la escrupulosidad de la palabra no llegara a dejarlo entrever, por amigos trato de englobar ambos sexos, porque me parece ridículo usar "@" o similares artificios en dos de cada tres palabras. En cualquier caso, insisto en que eso no debería despistar en absoluto de reconocerse en este marco a quién realmente está por méritos propios.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Garabatos de grafito

Ya tocaba actualizar, y ante la ausencia de un motivo, una musa o simplemente ganas de filosofar (todavía no lo tengo muy claro), esta vez me decanto por publicar otro dibujo. Aunque soy plenamente consciente de mis limitaciones en este aspecto, procuro siempre hacerlo lo mejor posible (como todo en lo que me involucro) esperando suplir con persistencia y práctica la escasez de talento. Además, en mi opinión, dibujar no es sólo un ejercicio artístico. Nos permite conocer mejor la naturaleza humana, no sólo a nivel físico, sino también emocional. Para dibujar no basta con conocer y aplicar bien las proporciones, sino saber transmitir emociones y sentimientos a partir de gestos y actitudes. Ésto podemos aplicarlo luego a nuestras vidas, transformando esa capacidad de observación en cierta empatía con las personas. Y esa es al fin y al cabo el objetivo que todos buscamos, incluso alguien tan socialmente inepto como yo. Todos buscamos el reflejo y el complemento de nosotros mismos en los demás. Queremos sentirnos comprendidos y queridos. Y para ello lo primero es necesariamente comprender y conocer a los demás. En cualquier caso, alcanzar a comprender y empatizar con alguien no implica que sepamos actuar en consecuencia... pero es un paso obligado.

En fin, la muchacha en cuestión empezó tomando como modelo a una famosa, pero en vista de que el resultado final se parece tanto como un percebe a un centollo, no tiene sentido decir quien era.

P.S.: Al final, y sin darme cuenta, he filosofado más de la cuenta...

miércoles, 19 de septiembre de 2007

¡¡Esto es ESPARTA!!

Nosotros, los estudiantes de la EUITIG, descendemos del mismísimo Hércules. Nos enseñó a no retirarnos jamás... a no rendirnos jamás. Nos enseñó que palmar numérico después de un mes de estudio es la mayor gloria que se puede alcanzar en la vida. ¡Viesquenses! ¡Los mejores estudiantes que el mundo ha conocido!

Para conmemorar tamaña gloria he hecho un dibujito del amigo Leónidas...



¿Una locura? ¡¡Esto es VIESQUES!! ò_ó

viernes, 7 de septiembre de 2007

¿Qué es Pino? Pino es Pino...

Durante la última etapa de éste curso descubrí, casi por casualidad, un anime japonés adulto al que la crítica trataba muy bien. La verdad, sólo con ver imágenes sueltas me entró la curiosidad. Dibujo tradicional pero de trazos modernos y mezclado de forma convincente con animación en 3D. Estética cyberpunk. Pintaba bien. Hacía tiempo que no veía ningún anime y éste estaba catalogado como todo un thriller. La única pega es que no estaba disponible en español. Ni en inglés tampoco. Me descargué y me tragué toda la serie en japonés con subtítulos en español latino. Una traducción paupérrima, llena de errores ortográficos, gramaticales, frases mal construídas (incluso a veces carentes de sentido) y modismos sudamericanos. Pero era la única alternativa completa, así que simplemente lo soporté.

Y estoy contentísimo de haberlo hecho, porque descubrí una joya. Una historia muy inteligente, giros en la trama muy acertados, personajes carismáticos y realmente tridimensionales... Y la mejor secuencia de opening que recuerdo en cualquier anime (aderezada por la canción Kiri del grupo Monoral). No es un anime precisamente violento, pero desde luego os advierto que no es para niños. La historia es demasiado complicada y hay ciertas escenas excesivamente crueles para ellos. Sin embargo, si sois adultos (o al menos eso dice en el DNI), tanto si ya estáis familiarizados con el género como si nunca os habéis animado a ver algo así, no se me ocurre mejor alternativa para que os quedéis enganchados a una serie. Ah, el título... Ergo Proxy.

¿Y por qué digo todo esto ahora? Bueno, tiene una explicación simple. Esta serie ha sido licenciada en España y "pronto" veremos los capítulos en alguna cadena de cable y seguramente, también a vender por ahí en DVD. Actualmente está terminando de editarse doblado al inglés en DVD, y a mí ya sólo me falta el último de los discos, que se lanzará el 24 de Septiembre. Volveré a verla doblada y subtítulada al idioma de Shakespeare para aclarar algunos puntos que me quedaron un tanto difusos, debido principalmente a la pésima traducción.

Y por todo ésto, ayer me apeteció dibujar algo relacionado con la serie a modo de pequeño homenaje personal. Mi elección ha sido el personaje de Pino, un autorave infectado por el virus cogito, perteneciente al triunvirato protagonista y con una personalidad realmente encantadora.



sábado, 1 de septiembre de 2007

C'est la vie!

Está claro que cuando estamos a punto de dar un gran paso hacia adelante es cuando más propensos somos a volver la vista atrás. A recordar los acontecimientos o sentimientos que nos evoca el cambio. Así es como, a escasos diez días de examinarme de la última asignatura de mi carrera, peleando con matemáticas puras (fiel reflejo de lo que ha sido ésta diplomatura), no puedo evitar esbozar una tímida sonrisa amarga al recordar lo mucho que ha pasado desde que comenzó mi andadura y como han cambiado mis intenciones y mi carácter desde entonces.

Tiempo antes del 2002, año en el que comenzaría mi aventura académica, ya tenía clarísimo los estudios que quería cursar. Ni un atisbo de duda ensombrecía mi determinación. Quería hacer periodismo. Concretamente, quería llegar a ser reportero, corresponsal en el extranjero. Sin embargo esa autodeterminación provocó que la frustración fuese mayor cuando supe que dichos estudios estaban lejos de mis posibilidades. No académicamente, donde a riesgo de parecer vanidoso diré que creo que tendría sobrada capacidad para desenvolverme, sino de forma literal: las Universidades más cercanas aún estaban fuera de la provincia, donde mantenerme estaba lejos del alcance económico de mi familia.

Así que tuve que buscarme una alternativa más asequible. Aconsejado de cara a la salida laboral de cada profesión, cursé el bachiller de ciencias con optativas de ámbito científico-técnico. Para cuando acababa la enseñanza secundaria ya estaba bastante claro la facultad donde iba a entrar. En realidad no puedo decir que lo escogiese... más bien me llegó. Un cúmulo de circunstancias que determinaron que Ingeniería en Informática era el camino evidente a seguir. Una profesión jóven, con futuro, con antecedentes en la familia (lo que siempre empuja), y lo cierto es que en los últimos años (los primeros de la generación de 32 bits en las consolas) había desarrollado una curiosidad creciente por saber cómo se hacían los videojuegos. Me fascinaba aprender sobre ese mundo donde se mezclaban ámbitos aparentemente tan dispares como las matemáticas, la tecnología y las bellas artes. Un mundo lejano de la aburrida contabilidad con la que siempre había relacionado los trabajos que involucraban ordenadores, más mágico, más artístico... más bohemio. Y cursar esa carrera era la única forma de saciar mi curiosidad. Digamos que seducido, me dejé llevar.

Y desde que empecé, no ha habido dos años iguales ni he conocido dos personas iguales. En tan sólo cinco años he tenido oportunidad de experimentar los más diversos estados de ánimo. La gente ha conseguido que me haya sentido arropado, cuidado, querido, mimado, sorprendido, desconfiado, decepcionado, inquieto, menospreciado, desilusionado, solo... y un largo etcétera que día a día aún sigo experimentando. Puedo recordarme soltando carcajadas despreocupadamente, y también derramando algunas lágrimas en silencio. Sin embargo, a todas las personas que me he cruzado, las que me han hecho bien y las que me han hecho mal, sólo me resta darles las gracias. Porque todas las experiencias las necesitamos, y sin ellas no se habría forjado la madurez y el carácter que he alcanzado.

Sin embargo, ahora que rozo la cima no dejo de sentir cierto vértigo tanto por lo que he pasado como por lo que ansío alcanzar. Y con la cada día creciente necesidad personal de publicar una obra literaria, me pregunto que añoro tanto de la profesión de comunicador como para considerarla aún un oficio atractivo. A poco que reflexione siendo sincero conmigo mismo, es fácil alcanzar la respuesta. Viajar, ver mundo, recibir de primera mano la información. Ser testigo de la cara más alegre del mundo y también de la menos amable. Y sobre todo poder ser capaz de interpretarlo todo, sacar mis conclusiones, poder mostrar mi punto de vista, ayudar a desarraigar cierta mentalidad hipócrita del mundo... No obstante, sería un embustero si no admitiese otro enfoque: el de llevar una vida ajetreada en la que darle pocas oportunidades a la gente. Oportunidades tanto de contribuir a mí felicidad como de defraudarme. Porque, reconozcámoslo, temo a la gente. Bueno, quizá no en el sentido estricto, pero temo no poder contar con ella. Nunca he vacilado en ayudar o defender a una persona que realmente me importe con uñas y dientes, hasta las últimas consecuencias. Sin embargo, siempre he sido reticente a que las personas alcancen conmigo un compromiso por el miedo llano a que no lo cumplan. Siempre he temido que lo que considero recíproco no llegue a serlo, aunque quizá fuere sólo por mi culpa, por mi incapacidad para expresarlo con claridad. Por eso he preferido vivir en la ignorancia y no ser siempre del todo transparente. Porque, y he aquí una advertencia, cuando se es transparente también se es tan frágil como el cristal.

lunes, 13 de agosto de 2007

Nos veremos en el infierno, bastardos podridos...

Hoy me siento orgulloso de mí mismo. He hecho las cosas como hay que hacerlas y me puedo marchar con la cabeza bien alta. Para quien no sepa de que estoy hablando, basta con que lea el post "Desilusión laboral" de este mismo mes, y enseguida comprenderá.

Durante toda esta semana, desde mi discusión con mi jefe por el tema del sueldo, me he dedicado a dejar las cosas que había empezado acabadas. Les he restaurado el equipo donde, irresponsablemente, mantenían la única copia de toda la información digital de la empresa (salvando la copia de seguridad que yo mismo hice al poco tiempo de llegar) y vuelven a tener todo en orden. Además también he acabado de retocar detalles de la web que se me habían encargado.

Cabe destacar que hoy era el último día que yo mismo me había planteado de márgen para obtener una respuesta a mis inquietudes de cara a tomar una decisión. Sin embargo, no he necesitado siquiera la necesidad de tomar yo mismo la iniciativa: hoy mismo fuí llamado ante el jefe para comunicarme la respuesta a mis dudas. Una vez a solas con él, fué tajante: Las cosas se quedan como están. "Sin lugar a discusión, imagino...". Ante eso sólo obtuve un leve encogimiento de hombros. Sin variar el tono ni la actitud, me levanté diciendo "Pues por mi parte, nada más". Por fin conseguí reflejar la duda en la cara de ese hombre: "¿Qué quiere decir eso?". En ese momento ya estaba de espaldas tratando de abrir esa maldita puerta que se atasca: "Si me disculpa un momento, ahora mismo se lo aclaro". Salí del despacho y volví a mi sala habitual de trabajo. Allí, de mi maletín saqué la carta de dimisión que me lleva acompañando toda la semana (por supuesto, actualizando convenientemente las fechas) previendo este momento. Comprobé que el texto y los datos fueran correctos y lacré el sobre. Volví ante su presencia y con las palabras "Aquí se aclara" se lo entregué. Inmediatamente volví a mi sala a recoger mis pertenencias. Por ese día mi jornada había acabado, y además esta vez era para no volver. Cuando ya me marchaba, antes de despedirme, me comunicó que a partir de la semana próxima se me ingresaría la liquidación. Que irónico. Sólo en la liquidación de lo que va de mes faltarán dieciocho euros. Y si contamos el total de lo que llevo trabajado, contando el dinero del profesor que me contrató y cuyo dinero ha pasado a ser patrimonio de la academia cuando debería ser mío, la deuda asciende a los ciento treinta y dos euros. Preferí mantenerme callado. Ya no merece la pena discutir. Que hagan lo que quieran, ahora sí, allí no me vuelven a ver el pelo jamás.

Para acabar la odisea, hace escasas horas llamé al profesor que me contrató inicialmente. En primer lugar, para comunicarle que había presentado mi dimisión, por lo que me sentía obligado a despedirme de él. En segundo, agradecerle su apoyo aunque las cosas salieran mal. Y en último lugar, para que supiera, que aún ahora su dinero no me había llegado a mí en ningún término, si no que la academia para la que trabaja se había adueñado de él de manera ilícita.

Y aquí estoy. Otra vez sentado delante de mi ordenador. Por una parte indignado e incrédulo, por haberme encontrado con una empresa cuya administración es capaz de perder toda su credibilidad por cuatro duros. Que es capaz de faltar a su palabra sin sonrojarse. Y lo más bochornoso: que es capaz de quedarse con dinero que no lo corresponde y cuya única actividad a realizar con él sería la de actuar como intermediario entre dos de sus trabajadores.

Por otra parte me siento aliviado, por saber que esta situación ha acabado. Y además no creo que pudiera haber acabado mejor. Una actitud como la que he recibido es muestra de que todo lo ocurrido no ha sido consecuencia de un error, lo que conseguiría mantenerme en un perenne estado de desconfianza. Y trabajar en un sitio por cuatro duros y en estado de tensión no es lo que busco en estos momentos.

Y en último lugar me siento orgulloso. Orgulloso de mí mismo por no dejarme engañar ni embaucar. Al menos no más de lo que ya han conseguido. Me tomaron por un pippiolo sin carácter y al final el perro pequeño no ha dudado a la hora de ladrarle al grande. Y haciendo saber con argumentos concluyentes que hay razones de peso para hacerlo. Con lo fácil que era mantenerme contento, no supieron jugar bien. Y al final, se les ha roto el juguete.

¿Y ahora qué? Pues me remito a unas palabras que dije hace menos de dos meses. Carpe Diem. Está claro que las cosas siempre me salen mejor cuando me las topo a cuando las planifico. Ya se verá.

viernes, 10 de agosto de 2007

Tecnología putera... ¡digo puntera!

Ayer tocó salir a tomar el aire, liberarse del stress, disfrutar del reluciente sol sobre la piel... Bueno vale, es verdad... la razón principal por la que fuí hasta Gijón fué recoger el Battlefield 2142 que me había reservado Zorro . Además aprovechamos para consultar cuanto cuesta alquilar la pista de karts para una carrera privada (calentamiento, clasificación, varias carreras y podio...), llegando a la conclusión de que es carillo... pero si se tiene interés, hay posibilidades que merecen la pena.

Sin embargo, el momento cúspide del día llegaría en el Carrefour. Allí y tras estar media hora mirando libros (¡¡buah tío!! ¡¡vaya desfase el jueves ahí a lo loco... comprando libros!! ¡¡Menudos bandarras y canallas viva-la-virgen que estamos hechos!! Menos mal que a las pivitas les gustan rebeldes), apareció en una estantería cercana la obra cúspide de la tecnología digital, la cima de entre todos los videojuegos existentes y por existir... Lula 3D.

Allí, mezclado inocentemente entre otros juegos mediocres como Tomb Raider Legend, Battlefield 2 Collection o Company of Heroes se encontraba esta auténtica joya. Los videojuegos a día de hoy son productos que llevan años de desarrollo, y manejan cantidades similares al cine tanto en costes como en ingresos producidos. Título tras título refinan la calidad visual de los mismos incorporando técnicas que recreen nuestra realidad de la forma más verosímil posible, llegando incluso a incorporar defectos en nuestra percepción de la realidad (como el depth of field o el lens-flare) a fin de hacer parecer el entorno más real y natural. Sombras e iluminación dinámica, bump-mapping, normal-mapping o environment-mapping son sólo algunos de los infinitos nombres de tecnologías que se han ido incorporando en el ámbito visual. Sin embargo, los ingenieros de todas las grandes compañías no podían ni siquiera sospechar que un pequeño estudio iba a desbancar todas esas paparruchas incorporando en su videojuego estrella la tecnología definitiva. Con un bautismo magistral para la misma, la caja publicita sus logros con un vistoso anuncio en la contraportada: ¡tecnología de tetas bamboleantes!

Tras la estupefacción inicial, y las consecuentes carcajadas, me decidí a inmortalizar tamaños logros en unas fotografía vía teléfono móvil... porque a quien se lo cuente sin pruebas, seguro que no se lo cree...






Portada de la obra maestra




Detalle de la contraportada

P.S.: Para los más curiosos, he encontrado este vídeo del juego donde se aprecia en todo su esplendor toda su calidad: http://multimedia.terra.es/viewer/portada.cfm?cod_media=44334

miércoles, 8 de agosto de 2007

¡¡ Cadena nebular !!

En fin... todos sabemos que hacemos en nuestros momentos de aburrimiento... cosas terribles e impredecibles =P...

Yo estaba inocentemente sentado delante de mi escritorio, espantando moscas con el rabo (vamos, por lo del refrán, no literalmente...), cuando posé la vista en un par de cajitas de clips que tengo sobre la mesa. Debe haber cientos... en esa al menos 300, y en esa otra 100... y seguro que tengo más... ¿Y qué es lo que todo niño quiere hacer en su infancia con los clips? ¡Sí! ¡La cadena más larga del mundo! xD

Al final rebusqué por todos los cajones para encontrar el mayor número de clips posibles... y el resultado es el que muestro en las imágenes de abajo. Algo más de catorce metros de cadena de clips... Si el caballero de andrómeda levantase la cabeza de su tumba gay, se pondría verde de envidia....

En fin, es mucho más impresionante en persona (la calidad de la cámara es lo q tiene), pero tendréis que conformaros con lo que hay =P





martes, 7 de agosto de 2007

Desilusión laboral

Parece que hayan pasado mil años desde mi último post, y hace poco más de un mes. Vale, como frecuencia de actualización para el blog eso es una barbaridad, pero no ha sido sin justificación. Lo cierto es que en este mes he envejecido más que Sean Connery desde sus tiempos de James Bond.

Supongo que alguno recordará (si no, basta con mirar el anterior post ahí abajo...) que se me había presentado la oportunidad de iniciar mi andadura laboral, y así lo hice. Entonces comentaba que pese a que las circunstancias invitaban a la alegría y el optimismo, yo sentía un extraño presentimiento. Debería haberle hecho caso. Mi maldito sentido arácnido nunca se equivoca. Pero en aquel momento me vino a la cabeza la frase "Tus sentimientos son útiles Obi-Wan, pero no dejes que nublen tu juicio". Y una mierda. Hasta en la peli el presentimiento era acertado, pero de eso no me acordé. Las consecuencias: ahora tengo los huevos tan hinchados que colgando parecen bolsas.

Todo empezó un fantástico lunes multicolor. El sol brilla, los pajaritos cantan, las nubes se levantan... Pero un ligero "problemilla": sin contrato. Ese fué mi primer error. Fuí a trabajar sin tener claro para quién lo hacía. No sabía si estaba subcontratado por un profesor (el hombre de carácter cordial, cercano y campechano del anterior post) o si realmente estaba trabajando para la academia. No hay contrato y ni siquiera sé quién tiene que pagarme. Dudas. Al final las solventé preguntando a ese hombre. Estoy trabajando para él directamente. Él es el que abonará el importe de mis servicios, pero el pago me lo realizará la academia. Correcto. ¿Y el contrato? "Meramente verbal". De acuerdo. No me sorprendió, después de todo era un trabajo temporal para un espacio de tiempo muy concreto y breve, estaba bien pagado (catorce euros la hora) y el hombre fué claro desde un principio, no trató de ocultar nada. ¿Pero y qué pasa con el contrato que me ofrecía la academia? Por el momento, ni rastro. Así pasó mi primera semana de trabajo. En clase ningún problema. Todos los chavales muy majos. Algunos con más interés y otros con menos, pero eso es inevitable. Sólo un detalle rompió con la monotonía de esa semana: el jefe supremo solicitó una charla conmigo. Tuve que dejar la clase con los chavales y bajar al despacho. Allí empezó a comentarme los pormenores del futuro contrato. Me indicó que me iban a dar de alta en la seguridad social y empezaría a trabajar para ellos, dado que hasta entonces lo estaba haciendo para el otro hombre. Y que, como me había comentado, mi sueldo oscilaría entre los seis y los siete euros la hora. Fruncí el entrecejo. En la primera entrevista con él me había dicho que oscilaría entre siete y ocho. Ocho serían si trabaja un número bajo de horas, y siete si se me ofrecían más, dado que así podría valorar si prefiero trabajar más horas por algo menos de dinero (que al final repercutiría en un sueldo mayor) o prefiero mantenerme con horario más pequeño y sueldo por hora ligeramente más alto. Las condiciones eran las mismas, pero las cotas del sueldo limpio por hora habían bajado un euro repentinamente. Y si antes ya no era un salario precisamente para tirar cohetes, ahora era de chiste. Teniendo en cuenta que el contrato me lo harían a tiempo parcial, por dos horas al día, serían siete euros al día por cinco días a la semana... setenta euros a la semana. En fin. Estúpidamente asentí. Un nuevo error para mi colección.

Al día siguiente un nuevo hombre, jefe local, recién llegado de sus vacaciones me ofrecía el contrato para firmar. Léelo detenidamente Fénix, que no te la vuelvan a clavar, pensé. Me sorprendió el concepto del contrato: Mantenimiento de la página web. ¿Pero no decían que eso sólo era una cosa?¿No tenía que arreglarles los equipos? ¿No tenía que administrar los equipos? En el contrato eso no consta. Otro aspecto gracioso era la duración del mismo: hasta fin de obra. En palabras del contratante: mientras estemos contentos. Por lo demás, el documento era absolutamente genérico. Ni siquiera se indicaba el sueldo por hora, todos esos aspectos iban según convenio. Sólo constaba de las horas trabajadas y dos cláusulas adicionales. La primera indicaba que se podría solicitar el desplazamiento del contratado entre los dos centros de la academia. La otra que podría extenderse la jornada laboral si fuese necesario. Ambas mutuo acuerdo. En fin, algo me comentó... aunque no exactamente así... otra vez acepté. Nuevo error por mi parte, y van...

Y así pasó el resto del mes. Sin mucho que comentar. Haciendo chorradillas para la página web y, pese a que en le contrato no estuviera reflejado, también haciendo algunas labores menores de administración de sistemas. En fin Fénix, los principios son difíciles. Y llegó el fin de mes. Y el día 31 no cobré, ni el 1, ni el 2, ni el 3... y uno empieza a mosquearse. El profesor que me contrató además indicó que ya había hecho el ingreso a la academia. "Catorce euros la hora, lo acordado". Pero llega el fin de semana, y la buena voluntad (o un poco de retraso mental, quién sabe...) deja estar las cosas por el momento. "Si el Lunes aún no se ha ingresado tendré que notificarlo". Y así llega el lunes. Camino al trabajo consulto lo últimos movimientos en mi cuenta: ¡¡Un ingreso!!. Me quedo helado: 264€. ¿¡¡Pero que demonios!!? ¡¡¡Eso es a... a seis euros la hora!!! ¡¡¡Y todo el mes, incluído las horas de contrato para el profesor!!! Ya han conseguido cabrearme de verdad. Una oportunidad. Sólo les queda una oportunidad. Tengo que hablar con el jefe local y que éste me confirme que ha sido un error, así como proceder al ingreso de los ciento catorce euros restantes para cumplir con el convenio establecido. Aún así tuve que resistir dos días, con la sangre hirviendo, dado que no conseguí localizarlo. Pero hoy, llegó el día.

El jefe local en su despacho:

- *toc-toc* ¿me permite un momento?

- Por supuesto - me contesta.

Le comento que tengo una duda sobre el ingreso de la mensualidad correspondiente.

- ¿Con qué criterio se ha llevado a cabo?

- Horas trabajadas por dinero a la hora.

- Pero en ese caso... ¡me están pagando a seis euros la hora todo el mes!

- Es correcto - me dice sin inmutarse.

- Pero eso es imposible... la primera semana la trabajé contratado para un profesor, no para la academia... y el precio era de catorce euros la hora... el contrato lo firmé la semana siguiente.

- Olvídate del contrato...

- ¡Pero cómo que me olvide del contrato! No he estado trabajando para ustedes, no deben pagarme seis euros la hora, sino catorce... el profesor q me contrató ya os ha hecho el ingreso, el pago se acordó que se realizaría a través de la academia...

- No tengo constancia de nada de eso...

No me puedo creer la situación que estoy viviendo. Para la calderilla que pagan encima no abonan el importe del convenio establecido... indignante.

- Pero es que no sólo es eso... el convenio que establecimos indicaba que el pago sería de entre seis y siete euros la hora, en función de las horas trabajadas... Y dadas las circunstancias me corresponden siete euros la hora... El ingreso es incorrecto en ambos aspectos.

- Yo tengo instrucciones de pagarte seis euros la hora por las horas trabajadas. Aquí me constan cuarenta y cuatro horas trabajadas... ¿Hasta ahí bien?.

- No, claro que no... mis horas trabajadas para la academia son trenta y cuatro, a siete euros la hora, y sin contar el ingreso de la primera semana, que son a catorce euros la hora, y que ya ha sido abonado a la academia para que me lo ingreséis, el profesor me lo ha confirmado.

- Mira, tranquilízate... te veo un poco falto de confianza... olvídate de esa desconfianza. Si hay algún trato de ese tipo se te respetará... y ya está. Ya le preguntaré a por esto y te lo diré.

- ¿Debo hablar yo con él?

- No, yo lo haré - concluye.

- ¿Cuándo podría tener una respuesta?

- ¿Por qué? ¿Te corre mucha prisa?


El tono de esa pregunta ya me resultó irritante, pero lo que no me esperaba ni por asomo es la respuesta que vendría a continuación de mi observación...

- Lo cierto es que sí, no me encuentro cómodo trabajando en estas circunstancias, quiero aclarar las cosas.

- Mira, ahí creo que te estás pasando de la raya - dijo frunciendo el ceño - No puedes meterme prisa. Cuando pueda lo haré.

Desconcertante. Irritante. Dejando claro que es una persona muy ocupada y su tiempo vale mucho, mientras el mío es despreciable. Empiezo a explotar por dentro. Seguro que subí de temperatura un par de grados, pero aún así mantuve la compostura.

- No le estoy metiendo prisa. Estoy pidiéndole una fecha.

- Cuando pueda.

No se si es real, o sólo producto de la tensión, pero noto cierto tono de desafío en su voz. En la maleta que me acompaña tengo mi último recurso. La carta que me permitirá hacer la baza de una vez, pero prefiero no jugarla aún. Ya no les quedan oportunidades. Les dejo de márgen esta semana para enmendar su error, aunque no se lo comunico. Una vez transcurrido ese tiempo, jugaré mi última baza. Sin discusiones. Irrevocable. Si para el próximo lunes este desagradable suceso no se aclarado, lo aclararé por mi cuenta de la única forma que puedo. Levanto la vista hacia mi interlocutor y dejo que quemen la última oportunidad que les resta.

- Espero que me mantenga al corriente.

Me levanto y me marcho. El colmo. Ésto no me puede estar pasando. Si por la mierda que me pagan me dan tantas vueltas... ¿qué harían si tuvieran que darme un sueldo de verdad? Prefiero no imaginarlo. El caso es que estoy tragando mucho más de lo que debería... pero se acabó. La paciencia tiene un límite, y la mía se ha acabado. Bravo, han conseguido desilusionarme y cabrearme en un sólo mes. Si sólo hubiera hecho caso a mi intuición...

viernes, 22 de junio de 2007

Nena, ahora puedo enseñártelo todo...

Llevo una breve temporada en el limbo de la vida laboral. Desde que un alegre día me animé a contestar un anuncio que solicitaba un profesor para un trabajo temporal, un curso de un mes, los acontecimientos se han ido desencadenando por sí solos.

Tengo que reconocer que desde el principio fué escéptico. Me propuse intentarlo por mera curiosidad. Y así conseguí la que sería mi primera entrevista de trabajo: una amigable charla en un bar. Un hombre de carácter cordial, cercano y campechano. Aún sin conocerme de nada, no tardó en considerarme como el perfil perfecto para el puesto. Sin embargo también me confesó que había llegado un poco tarde, que ya había solicitado por otras vías alguien para cubrir el puesto. Sólamente en caso de que no pudieran concederle a alguien por esa vía yo sería el beneficiario. Por supuesto no tardé en recibir la llamada confirmando mis sospechas: el puesto estaba cubierto. Y creí que ese era el punto final donde se iban a quedar las cosas.

Sin embargo, cuál sería mi sorpresa cuando hace un par de días suena mi móvil y escucho de nuevo una voz que me resultó familiar. Mi currículum vitae había llegado a manos del centro para el que trabajaba este hombre, y con él lo que parece que ha sido una enérgica recomendación. Hoy mismo me plantaba en el despacho del jefe supremo cumpliendo con la acordada cita.

Esta vez el hombre que me entrevistaba, sin dejar de ser correcto y amable, tenía otro porte distinto. Más adusto, más serio... aunque seguramente a esta impresión ayudaba la situación, bien distinta del ambiente del café de la primera ocasión, y por supuesto los inevitables nervios de las primeras ocasiones.

Por supuesto no tardó a salir la pregunta clave. "No, no tengo el título aún. Éste es mi último año y estoy llevando a cabo mi proyecto fin de carrera". Frunció el ceño. Me explicó que su centro da estudios oficiales, reglados, por lo que es imprescindible el título para optar al puesto. Insistió en cuándo podría tener el título. De repente me dí cuenta que mi punto de vista de la entrevista y la de este hombre eran completamente diferentes: yo buscaba un trabajo temporal para los meses de verano, y él quería darme de alta en la seguridad social y meterme en su plantilla tan pronto como pudiera ofrecerle garantías académicas. De repente me encontré un poco perdido, fuera de lugar. Dejé claro que sería imposible tener el título para octubre tal como le interesaba. Asumía que para mí la entrevista se acababa. Me sentía un poco decepcionado, aunque mantuve el tipo y el tono en todo momento. Unos minutos de conversación más tarde me pedía hacerme a la idea de que iba a tener ocupada la primera semana de Julio, "y quién sabe qué más". ¡Sorpresa! Voy a ser uno de los profesores que imparta el trabajo inicial que me metió en ésto. ¿Y luego? Bueno: Carpe Diem. Hay cosas para las que uno no debe pensar en qué es lo que viene luego. Todo se verá llegado su momento.

Parecer una persona capaz, tener buena presencia y una fuerte recomendación, fueron las bazas que, en el apretón final de manos, me confesó que habían jugado en mi favor. Al salir del despacho me esperaba un hombre sonriente para felicitarme.

Sé que debería estar muy contento... sin embargo me encuentro un poco sorprendido y desconcertado. Y es que si hay algo que me sorprende es cómo alguien para el que soy un completo desconocido puede haber apostado tan fuerte por mí, cómo puede haber puesto en juego su credibilidad frente a su intendente apoyando la candidatura de un pipiolo sin experiencia laboral alguna o tan siquiera título oficial. Me siento tan confuso como agradecido, y me siento MUY confuso. No puedo defraudar. No voy a defraudar.

martes, 5 de junio de 2007

Sobran dos... ¡Parte a cuatro!

El futbolín. Un juego de coordinación, reflejos y práctica... mucha práctica. La mitad de mi juventud se la dediqué a él. Por éste juego perdí y gané dinero, conocí mucha gente, incluso tuve que dar excusas inverosímiles por impuntualidad... pero sobre todo, me divertí.

Sin necesidad de tecnología alguna, las salas y garitos en las que jugaba se llenaban en torno a él. Auténticos corros esperando su turno para jugar o simplemente observando la partida. Ahí no había trampa ni cartón, sólo habilidad. Y no era sólo ganar al contrario, era ganarlo con elegancia. Una vez despachado eras el centro de admiración, pero si lo hacías con elegancia, también de los vítores. Además era un juego que fomentaba el contacto humano, las relaciones... al futbolín no puedes jugar sin contrincante, pero eso era algo que no era difícil conseguir. He jugado contra gente de todas las guisas en decenas de sitios diferentes. Y pese a las diferencias que teníamos entre todos y lo competitivo del juego, siempre reinaba un ambiente de buen rollo. Aún recuerdo una simpática conversación que tuve (bueno, tuvimos, recordemos que al futbolín se juega por parejas =P) jugando cuando contaba con unos tiernos ¿catorce añitos? contra un tipo que en aquel entonces rondaría los veintialgo.

- ¿Qué edad tenéis?
- 14 años...

- Madre mía, yo con vuestra edad no sabía jugar...

(gol nuestro y partida ganada a nuestro favor...)

- Ya. Ahora tampoco. =D

Pese a todo, siempre pensé que el futbolín estaba avocado al fracaso. Desde aquella época, las salas cada vez tienen menos y aún así la mayoría están vacíos. Las máquinas recreativas han comido terreno, pero sobre todo el entretenimiento doméstico, que ha relegado estas partidas al olvido. Por eso a uno siempre se le escapa una sonrisa cuando, por accidente, se encuentra cosas como esta:

Soccer 2000 (Mesa belga)

“El nivel de ingeniería de ésta mesa no se puede creer sin mirarlo. Es un instrumento de precisión con rodamientos de bolas a las barras, puños de caucho para absorber manos sudorosas y que dan un toque fantástico. Es una verdadera mesa de competición con un campo de juego liso que se siente veloz no obstante un buen control con solamente un poco de ejercicio”


Y el análisis sigue... Toda una joya de la tecnología futbolinera. Y nosotros jugando en antros de mala muerte, jugando en mesas con quemaduras de cigarro y atiborradas de colillas, contando las bolas cuando nos olvidábamos del resultado... Al menos es reconfortante saber que el futbolín aún tiene un mercado importante... Para más referencias, ver aquí.

jueves, 31 de mayo de 2007

Consecuencias de la sangre latina...

Si es que no puede ser. Todos los años lo mismo. Llega el verano, el calorcito... y uno pasa a desesperarse con la cantidad de carne que se ve y la poca que se toca. ¿De donde salen semejantes jacas? Pero si en invierno no destaca una por encima de otra... y es llegar el verano y parece que se dilatan dentro de sus ropas, quedándoles ajustaditas, ajustaditas... Y lo mismo le pasa a uno, que también se dilata dentro de la ropa. =P

Digan lo que digan, siempre defenderé la idea de que a esas tipas las contrata la Universidad. Demasiada coincidencia que sea acercarse los exámenes y aparecer estos monumentales ejemplares. Imposible que tal voluptuosidad y semejantes atributos permanezcan inadvertidos el resto del curso. Eso está hecho para que suspendamos y que haya que abonar la matrícula otra vez. Porque así es imposible estudiar. Imposible no relinchar. Imposible alejar esa imagen perenne en la cabeza. Pantalones. Blancos. Ajustados. @_@

¡No es justo! Por favor, no me hagáis esto, que uno anda falto de cariño...

martes, 29 de mayo de 2007

Lo que de verdad importa

¿Por qué la gente se toma la vida tan en serio? ¿Por qué se le da tanta importancia a las cosas que no la tienen y se le resta a las que sí? La mayoría de las personas todavía no han asumido que su tiempo es demasiado importante como para perderlo con cosas que no lo merecen. Asumir un trabajo, adquirir responsabilidades... son cosas que sólo debemos hacer para garantizarnos la calidad de nuestro tiempo de ocio. Aprendamos de una vez que debemos trabajar para vivir, y no vivir para trabajar.

Socialmente se desacredita el tiempo de ocio porque va ligado a una imagen de desecho de responsabilidades. Es un tiempo en el que se busca la felicidad personal, el placer por el placer. Y se ha creado una falsa conciencia social de que eso es malo. ¡Obscenidad!¡Libertinaje! La imagen de la persona modelo a seguir es la que busca la autosuperación en su trabajo, la realización personal. Pero es que la realización personal poco tiene que ver con el compromiso de responsabilidades. Debemos entender de una vez que la única razón por la que encontrar un trabajo es importante, es porque estamos asegurándonos una calidad de vida. Y el único tiempo realmente importante es el que dedicamos para nosotros y los nuestros. El resto debemos sacrificarlo para poder seguir gozando de la misma calidad del primero. Y es el sitio donde entra Don Dinero. No os dejéis seducir, tener más dinero no necesariamente repercute en una mayor calidad de vida. De nada sirve amasar cantidantes ingentes de pasta cuando quizá el tiempo libre que sacrificamos tenía un valor mucho mayor. Hay que tasar inteligentemente.

Mi consejo: buscad un trabajo que os guste (que sea un tiempo a sacrificar no implica que deba ser desagradable) y que os permita disfrutar de vuestro tiempo de ocio inteligentemente. Permitir que el trabajo ocupe la mayor parte de nuestro tiempo puede parecer una alternativa fácil para cuando queremos mantenernos ocupados y ausentarnos de la realidad porque quizá no es tan amable como quisiéramos. Sin embargo esto a la larga se volverá en nuestra contra. El trabajo no nos construirá una realidad mejor. Deberemos enfrentarnos igualmente a ella, y a la larga caeremos en la melancolía y desmoralización. Por eso nuestra principal responsabilidad es alcanzar nuestro bienestar. Ser felices. Ninguna otra responsabilidad debe imponerse a ésta. El resto no es más que el camino a seguir, y no la meta.

miércoles, 23 de mayo de 2007

La doctora Brennan

Bueno, quien me conoce ya sabe que, entre otras, también tengo por afición dibujar. Ayer de noche estaba aburrido, así que cogí lápiz y papel y me puse a retratar lo primero que se me pasó por la cabeza. Al final lo dejé a medias, pero hoy por la mañana terminé el trabajo. Y.. ¡ta-dá!... hela aquí: la doctora Temperance "Huesos" Brennan. Lamentablemente mi limitado talento como artista impide que se parezca tanto como me gustaría =P

martes, 22 de mayo de 2007

El Tao del Fénix

Siempre he sido una persona muy crítica con mi trabajo. "Hazlo bien, o no lo hagas" ha sido mi máxima durante todos estos años, y presumiblemente seguirá siéndola de aquí a mucho tiempo. Por ello, también he sido siempre mucho más consciente de mis defectos que de mis virtudes. Sin embargo, si tuviera que destacar algo positivo en mi carácter, sería sin duda la perseverancia y el afán de superación. Sin eso, y lastrado por un sinnúmero de defectos e inseguridades, nunca podría haberme planteado aspiración alguna en la vida.

Todos nacemos con alguna virtud, algún talento más o menos destacable. Esas cosas, más grandes o más pequeñas, a las que con menos esfuerzo por nuestra parte podemos destacar sobre la mayoría. Sin embargo, espoleado por ese afán de superación, siempre he considerado que cualquier meta está al alcance de cuaquiera. Que con suficiente esfuerzo y dedicación podríamos alcanzar cualquier objetivo planteado. Por supuesto sería demasiado ambicioso pensar en acaparar todas las variedades de talentos, pero pensar en la posibilidad de que alcanzar uno u otro es una cuestión de decisión propia es una perspectiva halagüeña.

Sin embargo, como todo en esta vida, la mentalidad cambia (¿o tal vez madura?) con el paso del tiempo. Y cada vez soy más consciente de que las cosas inalcanzables existen. Que esas virtudes que me han impulsado durante tanto tiempo han alcanzado sus cotas, y que por mucho que las explote hay cosas que nunca conseguiré. ¿Es malo pensar así? Suena a conformismo, sumisión... y eso es algo que no creo que encaje demasiado con mi carácter ni mis motivaciones. ¿Estoy traicionando mis ideales?

Quizá sea mejor verlo desde otra óptica. Ahora soy consciente de mis limitaciones. Y el ser consciente y aceptar las limitaciones propias es un paso fundamental en la aceptación plena del yo. Nada impide seguir soñando, pero siendo consciente y habiendo aceptado la realidad. Tal vez así sea mejor. Mejor que que tu fantasía te estalle de repente en las manos y no te queden suficientes pedazos para reconstruir tus sueños rotos. Sin embargo, ¿cómo considerar algo un sueño si sujetas la ilusión y no luchas por ello abiertamente?

sábado, 19 de mayo de 2007

Monotonía de lluvia

Día lluvioso. Monotonía de lluvia tras los cristales, decía Antonio Machado. Y es la imagen que la mayoría de la gente se ha hecho de la lluvia. Compañera de días grises, de sentimientos desengañados y recuerdos que olvidar. Se ha ganado una fama que no se merece.

Me gusta la lluvia. El dulce repiquetear de las gotas cercanas, y ese inconfundible eco sordo que te envuelve. Las ondas en los charcos, los reflejos, la hierba mojada. Me hace compañía cuando camino solo. Cayendo tímida, caprichosa, como acariciándome. Y sí, probablemente triste, porque la rehuyen, la evitan, la condenan por cargos que no merece y la someten a la más cruel de las indiferencias. Se niegan a admitir sus virtudes y aceptarla tal como es. Sólo cuando os falte os daréis cuenta de vuestro error.

Mientras tanto seguiré disfrutando de su compañía. Personificándola como una figura frágil pero luchadora. Dulce, sensible y melancólica, pero tenaz y perseverante. Siempre sincera y mal interpretada. Y por mucho que se empeñen los literatos en convencernos de lo contrario, compañera perfecta de cualquier sentimiento.

Nada más que decir. Bueno sí, una cosa: dejad de empeñaros, no necesito un paraguas. =P

jueves, 17 de mayo de 2007

Filosofía de vestir

Hoy viendo lo desolador de mi fondo de armario me decidí a ir a comprar unos trapitos nuevos. Porque yo lo valgo. A riesgo de parecer pijo confesaré que soy habitual de Easy Wear y Green Coast. No es por ser elitista (de hecho dudo mucho que esas tiendas puedan considerarse en la élite), pero sus perchas suelen acertar con mis gustos.

El caso es que hoy me dió por pisar, además de las susodichas, territorio nuevo. La tienda se llama Desigual, y tienen la original costumbre de colocar la ropa en posturas atípicas.... El caso es que entre sus camisas, colgadas en las perchas por una manga en lugar del cuello, me encontré una muy acorde con mis gustos. Negra con lo q parecían unos garabatos indescifrables en letra de médico cubriendo la parte delantera y con un detalle tras un hombro. Cuál sería mi sorpresa cuando al meterme en el probador y abrochármela descubro que el reflejo de esos garabatos son plenamente legibles y están en perfecto castellano. Al final todo un tratado, que versa así:

"Desde que nacemos tenemos sentimientos de necesidad. En nuestra vida alcanzamos metas materiales que nos satisfacen en cierta manera. Tenemos la necesidad de entender el sentido de la vida. Lo que no queremos hacer en esta vida es ver que hemos perdido el tiempo. El problema es que no hacemos la buena pregunta y el hecho de no tener una buena respuesta.

Es importante empezar a preguntarse el por qué de las cosas que hacemos y de ser conscientes de nuestros actos. El sentimiento de plenitud sólo puede proceder de un viaje al interior; nunca del exterior.

El aceptar las cosas que parecen negativas es una razón profunda para avanzar y cambiar. ¿Qué es lo que estamos buscando? ¿cómo soy yo sinceramente?

Una persona compasiva emana una energía especial. Todos necesitamos la compasión. Debemos preocuparnos de nosotros mismos, reconocer nuestras capacidades y aceptarnos, sólo así podremos ayudar a los demás. Somos afortunados de haber tenido la oportunidad de estar aquí. No podemos alcanzar la felicidad sin alcanzar la compasión."

¿Quién decía que la literatura y filosofía están reservadas a los libros de tapas duras?

En fin, las chicas de Desigual han captado un nuevo cliente... =P

domingo, 13 de mayo de 2007

Sólo palabras...

Me considero una persona sincera. Y con ello quiero decir que mis palabras son reflejo fiel de lo que siento y lo que pienso en cada momento. Esa es la razón por la que doy tanta importancia a las promesas. Una promesa es mucho más que un vínculo verbal. Cuando hacemos una promesa estamos adquiriendo el compromiso de cumplirla. Quien rompe una promesa no hace más que confirmar que sus palabras no secundan sus sentimientos, demostrando su falta de sinceridad.

Hay quien habla del poder de las palabras. Dicen que las palabras pueden reconfortarte o entristecerte, relajarte o enervarte, cautivarte o lastimarte. No lo creo. El único y verdadero poder que tienen las palabras es el de la persona de la que provienen. Y ese es un poder del que nosotros mismos las dotamos. Ni el más apasionado texto literario tendría influencia alguna si no personificásemos las ideas que representa.

Esa es la razón por la que debemos estudiar con cuidado a quien dotamos con ese poder. "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad" decía el Tío Ben. Sin embargo, mucha gente usará ese poder de forma irresponsable, sin tener en cuenta las posibles consecuencias. También habrá quién lo haga a mala fé, tratando de conseguir un beneficio propio a sabiendas de su influencia. Incluso quien no sea consciente del poder que con ello se ha depositado en su persona. Son cosas que nos pasarán factura, y habrá sido sólo por culpa nuestra.

Por eso debemos no debemos conformarnos sólo con hermosas palabras, ya que éstas deberían estar siempre respaldadas por los hechos. Las palabras vacías, carentes de franqueza, nunca podrán sostener ninguna relación o vínculo real, ya que quien no apoye sus palabras con hechos, no está siendo honesto. Por eso os recomiendo que pongáis un poco más de vosotros mismos en vuestras palabras. O mejor aún si conseguís que sobren las palabras...

sábado, 12 de mayo de 2007

Presentación

Al final, he vuelto. Era de esperar. Al fin y al cabo me considero una persona con muchas inquietudes creativas, al márgen del talento que pueda tener para llevarlas a cabo. Sin embargo esta vez el espíritu es diferente. Esta vez mi propósito no es divertir al posible lector. Eso ya lo intenté con mayor o menor éxito en Licantropía, y comprobé que escribir regularmente monólogos humorísticos manteniendo el nivel es algo muy difícil y que requiere dedicación. Por supuesto tampoco es aburrir, pero este blog no se escribe tanto con el objetivo de que sea leído como el de, simplemente, ser capaz de escribirlo.

De niño aprendí a hablar muy pronto, mucho antes de caminar. Era un enano charlatán y felizón que contaba todo lo que se me ocurría a conocidos y extraños. Sin embargo según vas creciendo te das cuenta que poca gente tiene intención real de escucharte, momento en el que decides que en la mayoría de las ocasiones vale más mantener la boca cerrada. También te das cuenta que la gente no siempre dice lo que piensa, ni piensa lo que dice, y que lo que tú opines de una persona no siempre será recíproco. Sin embargo, cuando uno acaba tomando regularmente el café a solas, tiene tiempo para que demasiadas ideas pasen por su cabeza. Miedos, temores, inquietudes e indecisiones que es necesario poner en orden y para las que se debe buscar una vía de escape. Y hela aquí.

¿Y qué encontrará el lector de interés aquí? Bueno, seguramente nada. Sin embargo, si algo nos han enseñado las películas policiacas es que cuando buscas información sobre alguien las fuentes más fiables acaban encontrándose investigando en Los bajos fondos...