viernes, 28 de diciembre de 2007

Un asturiano en Polonia

Si alguien me preguntase en este preciso instante como me siento, no podría responderle con exactitud. En primer lugar estoy tremendamente nervioso, excitado por lo que se me viene encima. En segundo, fráncamente animado... porque he tomado la que para mí será probablemente la decisión más importante de mi vida, y lo he hecho de forma sólida y sin titubeos. Sin embargo, en tercer (pero no menos importante) lugar, también tengo un profundo sentimiento de culpa, de tristeza y algo de decepción.

Oficialmente abandono la carrera. Es una lástima hacerlo a falta sólo del proyecto, pero es una decisión ya tomada. Ya he informado a mi director, así que en estos momentos ya estoy oficialmente desvinculado de la Universidad de Oviedo, finiquitando esta relación sin ningún título lamentablemente. ¿A qué viene una decisión tan drástica? Bueno, me ha surgido un trabajo. Un trabajo importante que no puedo rechazar.

De todos es sabido que me gustaría trabajar en el sector de diseño y desarrollo de videojuegos, y en ese ámbito he ido enfocando mis esfuerzos personales. He tratado de aprender todo lo posible y experimentar por mi cuenta para ir adquiriendo experiencia. Incluso mi proyecto estaba muy relacionado con este tema. Es curioso que precisamente mi proyecto haya tenido su parte de protagonismo en todo este embrollo...

Dado las pocas empresas serias dedicadas a este sector en España, nunca pensé en quemar los pocos cartuchos que tenía antes de estar preparado. Sin embargo hace un par de meses sentí la curiosidad de ver si encajaría en el perfil de alguna empresa de este sector... así que envié currículums a las principales empresas desarrolladoras en ámbito internacional. Por supuesto ninguna empresa a las que envié el currículum me contestó siquiera. Lo más gracioso es que me respondiera una a la que no lo envié...

"People can fly" es un pequeño estudio de Polonia que no cuenta con mucha historia... apenas tiene cinco años desde su fundación, pero su primer título Painkiller recibió muy buena crítica, lo que les llevó a ser los encargados de versionar el Gears of War para PC. Al parecer este estudio ha sido comprado por Epic Games (empresa a la que sí envié referencia), y dado que mucho personal ha sido rehubicado en otros estudios de Epic andan escasos de trabajadores.

Así pues, tras reenviar algunas referencias más a su estudio (principalmente algunos diagramas de diseño de mi pfc) en un email a nombre de un tal Adrian Chmielarz me informaba del interés en contar con mis servicios dado que pese a mi juventud demostraba capacidad de análisis y resolución así como un enorme entusiasmo que sería una influencia positiva para el equipo. Además, dado que las titulaciones no son equiparables y dado que he terminado todas las asignaturas, al parecer que consiga el título no es un aspecto demasiado relevante.

No sé que puede haber llevado a estos tíos a coger a un tío sin experiencia previa, pero no voy a poner pegas. Vale, no son un gran estudio... ¡¡pero han hecho grandes cosas!!. En realidad creo que gran parte de la culpa la tiene un tal Xavier Pons que trabaja allí desde hace tres años. Se ha comprometido ha ayudarme en el proceso de adaptación, darme un sitio para dormir mientras no encuentre algo... Nunca hubiera esperado que en realidad entrase a trabajar porque me enchufase un desconocido, pero supongo que entre españolitos tenemos que ayudarnos. =P

En fin, las cosas están así. El próximo 16 de Enero me mudo a Warsaw, Polonia. No, a mis padres no les ha hecho ninguna gracia y ya han dado por concluído el tema: no vas, y menos sin terminar la carrera. Pero como dije al principio, esta decisión la he tomado solo. Sacaré unas perrillas del "fondo común" para el viaje (no es un robo, pienso devolverlas) y, ¡a la aventura! Si es un error, será un error que habré cometido yo solo.

Y aquí viene la parte donde me entra la nostalgia. Porque voy a dejar a mi familia y a mis amigos aquí, y es evidente que no voy a poder veros en un tiempo (probablemente en mucho tiempo). Voy a labrarme una vida lejos, y cuando pueda volver (sólo si es por mis propios medios) no será más que una breve visita, porque mi vida pasará a estar en Warsaw (curioso que hable así de una ciudad que aún no conozco tan siquiera). Os dejaré, pero me alegro de haber podido pasar estos años con vosotros. Gracias a todos los que me dedicasteis un poquito de vuestro tiempo y de vuestra vida. Espero poder volver a veros aunque sea dentro de unos años, y en cualquier caso os deseo lo mejor en vuestra vida. Deseadme suerte... aunque... espero poder veros antes del día 16 para que podais hacerlo en persona. =)

Ays, que nervios... ¡Ha sido todo tan repentino! Perdonad a los que no os lo he dicho antes y gracias a los que ya lo sabíais y habéis guardado el secreto. Hay que ver las vueltas que da la vida...



Editado: Bueno, en este caso el primer desilusionado por no ir a Polonia soy yo... pero tengo que deciros que los que os lo habéis creído sois unos inocentes de aúpa. =P

Siendo 28 de Diciembre me apeteció ver si podía inventarme una trola gorda y ver si alguien llegaba a creérsela, y parece que alguno que otro se la tragó hasta el fondo. Teniendo en cuenta que soy incapaz de mentir en el cara a cara, al menos he logrado tener cierta credibilidad en la historia, lo que no está mal.

Eso sí, ahora tengo en mi lista de cosas por hacer en mi vida visitar Warsow, Polonia =P

viernes, 14 de diciembre de 2007

Prima Tristeza... ¿no te olvidas de salir de mi cabeza?

Abro los ojos: las once de la mañana, una hora prudente para levantarse. La alarma del despertador, fijada a las doce y cuarto, no ha tenido posibilidad de sonar. Suspiro y me doy media vuelta: démosle la oportunidad. Lo que parece sólo un segundo después un estridente pitido me obliga a abrir los ojos, indicándome de paso que ya pasa del mediodía. Suspiro. Bajo un poco las sábanas y la fresca temperatura de la casa por la mañana me espabila de golpe. Subo de nuevo la sábana para protegerme.

El frío no suele ser un inconveniente para mí. Más de una vez he salido de casa a correr algunos kilómetros por el paseo de la ría de Avilés en pantalón corto y camiseta de tirantes. En invierno, mientras llovía a mares y la gente se abrigaba con guantes y bufandas. ¿Entonces? Bueno, tenía un motivo. Ahora ese destello de lucidez que me provoca el impacto térmico me invita a planteármelo. "Piensa un motivo". La jornada no se plantea seductora. Desde la postura levemente incorporada que guardaba, apoyado sobre los codos, vuelvo a desplomarme sobre la almohada. Y en esa postura me quedo quieto mirando al techo durante veinte minutos. Quizá media hora. "Es tarde, tengo que levantarme". Aparto las sábanas de golpe y, como siempre, descuelgo las piernas por el lado izquierdo de la cama. Permanezco unos instantes así sentado, sobre el borde, mirando al suelo. Un suspiro después, deslizo los pies dentro de las zapatillas y me pongo de pie.

Al levantar las persianas la luz del mediodía inunda la habitación. No me paro a mirar fuera ni por un segundo. Ya sé lo que hay. Lo mismo de siempre. Salgo de la habitación y arrastro los pies hasta la cocina para "desayunar". Un zumo de naranja es más que suficiente. En menos de un minuto ya estoy saliendo camino del baño. Mientras me lavo los dientes no puedo evitar ver mi reflejo en el espejo. "Colega, sólo te falta el tetrabrik de Don Simón para poder ganarte un sitio de honor en el metro". Aún así, no pienso afeitarme. No hoy.

Ya en mi habitación pongo algo de música para mientras adecento el cubil: hago la cama, recojo la ropa, despejo la mesa de papeles... esas cosas. Desde la primera nota ya estoy cantando. Eso me anima un poco. Cuando acabo me desplomo sobre la silla del escritorio mientras suspiro, inicio el messenger (que permanecerá abierto toda la jornada aunque apenas le daré uso) y abro el navegador para hacer la rueda de reconocimiento de todas las mañanas: un par de páginas deportivas para ver las noticias nuevas y las caricaturas, tres o cuatro blogs de amigos, alguna página de interés, consultar el correo... y ya está. Apoyo la frente sobre el escritorio hasta que la música deja de sonar. Levanto la vista y ya son casi las tres: hora de comer.

Al acabar tomo un café y me desplomo en un sofá del salón. En "la Sexta", Patricia Conde, Ángel Martín y compañía me hacen desconectar un rato de la realidad y reirme con ellos de lo caricaturesco del mundo en general, y del corazón y el periodismo en particular. Al terminar el programa, no falto a mi cita con "Cómo conocí a vuestra madre", emitida justo a continuación. Cuando miro el reloj ya son las cinco y media. Suspiro. Nada ansioso me vuelvo a mi habitación, enciendo el portátil y me pongo a trabajar en el que será fiel compañero durante muchas tardes de este año y el próximo: mi proyecto fin de carrera. Las horas pasan sin que les preste demasiada atención. Cuando me fijo nuevamente en el reloj ya toca cenar.

Tras cenar y quizá una ducha vuelvo a sentarme frente al escritorio de mi PC. Intento hacer algo creativo: dibujar. Sin embargo todos los papeles acaban arrugados y desparramados sobre la mesa. Suspiro. Lo mejor será ver alguna película o quizá algún episodio de las series que tengo pendientes. Al acabar pasa de la una y media, quizá de las dos de la mañana. Pero no tengo sueño. Los ojos inexpresivos, pero como platos. Me entretengo con cualquier excusa con tal de no acostarme. Cuando por fin me decido pasan de las tres de la mañana.

Y así, el círculo se cierra y vuelvo a enredarme entre las sábanas de las que tanto me costó escaparme por la mañana. Durante diez minutos permanezco tumbado boca arriba, mirando al techo en la oscuridad. Pensando en muchas cosas y en nada al mismo tiempo. Después me tumbo sobre mi costado derecho y permanezco así otro tanto. No intento conciliar el sueño, ya sé que en esa postura me es inútil. Cuando me doy por satisfecho me tumbo estirado boca abajo, abrazando la almohada. Suspiro. Si todo va bien, en otros veinte minutos quizá esté dormido. Más me vale, porque mañana será un duro día... Porque casi seguro que será exactamente igual que hoy. Como lo fué ayer. Y anteayer. Y al otro...