lunes, 26 de noviembre de 2007

¿Espejo... del alma?

No es ningún secreto que me gusta dibujar y, en general, las manualidades. Son actividades creativas que permiten ocupar el tiempo sin provocar en exceso la sensación de estar perdiéndolo. Además contribuyen a canalizar la ilusión. Mientras se están llevando a cabo se deposita en el trabajo una ilusión, la ilusión por hacerlo bien, que hace más llevadero el esfuerzo requerido. Y una vez terminado el trabajo, toda esa ilusión depositada se nos devuelve en forma de orgullo y satisfacción personal.

Estas semanas he necesitado algo en lo que depositar ilusión y que consiguiera distraerme a corto plazo, así que me propuse hacer algo para decorar una pared desnuda de mi habitación. Como no me siento suficientemente orgulloso de los dibujos a lápiz que hago de vez en cuando como para enmarcarlos y colgarlos, me propuse hacer algo más elaborado: decorar un espejo. Una noche ociosa hice el diseño y en cuanto tuve ocasión fuí a la cristalería a pedir que me cortasen un espejo DIN A4.

No sé si alguna vez habréis hecho algo así. El caso es que no se pinta sobre el espejo. Un espejo no es más que un cristal pintado por su parte trasera con varias capas de pintura especial que lo vuelve reflectante. Lo que se hace es hacer el diseño invertido en la parte trasera y después rascar toda esa pintura hasta dejar transparentes las partes necesarias. Ésta es la etapa más complicada, larga y cansada. Complicada porque aquí no hay goma de borrar, así que no vale equivocarse. Larga porque las capas de pintura son duras de rascar para dejar el cristal suficientemente limpio (Yo he usado un pequeño punzón y le habré dedicado entre 30 y 40 horas). Y cansada porque rascar toda esa pintura durante tanto tiempo fatiga los dedos, muñeca, codo y espalda. Al menos después de acabar sólo resta pintar y estará listo.

El diseño que he elegido está tomado de un póster de la película El Cuervo (podéis ver el original aquí). La razón es que pese a que se trata probablemente de mi película favorita nunca había dibujado nada relacionado con ella. Sólo he usado dos esmaltes: rojo para el título y negro para el resto (sin contar el jugar con el propio espejo como "color" extra). No sé que os parecerá a vosotros, pero yo estoy francamente orgulloso del resultado.


P.S.: Las fotos no son buenas, pero ya es difícil fotografiar un espejo con una cámara decente... así que imaginaos con una indecente. En la segunda el renglón pixelado es simplemente mi nombre, que no me apetecía divulgarlo por la red.







3 comentarios:

Sleepwalker dijo...

Ooooh me encanta!! Por varias razones, una, que también es mi peli favorita xD otra, porque los dibujos de ese tipo (en los espejos) siempre me han gustado mucho, y por supuesto porque te ha quedado genial, además en esos colores, que tienen la ventaja de que seguro que no te cansas de tenerlo en la pared :p
Yo lo más parecido que tengo es un póster de esos con cristal, pero me gusta más el tuyo, te lo cambio xD

Anónimo dijo...

A mí no me van mucho las cosas que habitualmente se cuelgan, pegan o clavan en la pared, y mucho menos si son el resultado de alguna frikada (ZAS!!).

Lo más parecido que tengo en mi habitación es un espejo de 1,5 x 2m que uso como pizarra (con rotuladores) y para ver la cara de gilip***** que tengo al levantarme por las mañanas.

PD: yo la orla pequeña la tengo tirada por ahí, enmarcada, pero sin colgar.

PD2: menos mal que no pusiste tu nombre completo, a ver si te van a encontrar tus viejos fans.

Fénix dijo...

1. Me alegra que te encante =P. Desconozco el concepto "póster con cristal", pero en cualquier caso no podría cambiarlo, tiene un elevado valor sentimental... me lo merezco xD.

2. ¿Que no te van las cosas que cuelgan? Vaya, pues yo juraría que tú engrasabas la furgoneta de Locomía (ehm... ZAS!!). El caso es que dado que mi habitación es el sitio en el que más tiempo paso prefiero difuminar el concepto "celda de paredes desnudas".