Hace escasamente una hora, cuando bien repantingado me disponía a jugar con mi consolita portátil, he tenido un desagradable incidente.
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Por alguna extraña razón que escapa a mi comprensión, la
muy guarra de la tarjeta SD donde se almacenan todo archivo susceptible de ser reproducido, mostrado o ejecutado en la consola empezó a tener un comportamiento extraño. Como
zombies empezaron a resurgir de entre las tinieblas archivos ya eliminados hace tiempo, que para colmo compartían nombre con los ya existentes. Hasta que después de mucho intentar recomponerla desde el
PC dijo
basta, y
la muy puta dejó de leer los datos que almacenaba, indicando como corruptos archivos y directorios.
Es una pena que la tarjetita no tenga aparato digestivo... porque todos los archivos que he perdido de buen grado se los metería uno a uno por el culo para luego destriparla y sacárselos de nuevo con el ánimo alevósico de hacérselos tragar. Me tuve que conformar con formatearla a sistema FAT mientras carcajeaba y gritaba:
¡¡¡SUFREEEEEEE!!! ¿Es imprescindible este ritual para formatearla? No, pero desahoga.
Dicho esto... en realidad no es tan grave la cosa. La mayoría de las cosas perdidas han sido juegos para la propia consola y partidas guardadas... aunque precisamente estas últimas son las que más duelen. Tantas horas acumuladas (aunque sean de ocio) para tener que empezar desde el principio...
duele. Aún así, no queda otra que aguantarse.